domingo, 14 de diciembre de 2008

A LAS PUERTAS DE LA SEGUNDA EDAD MEDIA


Hace cuatro años publiqué un artículo en El Escéptico Digital, titulado "En los umbrales de la Edad Oscura", con motivo de la visita que un conocido divulgador radiofónico de sandeces pseudo científicas hizo a la Universidad de Alicante, metiéndole un gol a los responsables de tan prestigiosa entidad, como ya se lo había metido antes a la importante cadena radiofónica donde trabaja. La primera Edad Oscura, que conocemos como Edad Media, tiene unos orígenes muy imprecisos. Yo los colocaría justo en el año 412, cuando hordas de cristianos fanáticos, instigados por el patriarca Cirilo de Alejandría (hoy San Cirilo), despellejaron viva a Hypatia, matematica, astrónoma y filósofa neoplatónica, última bibliotecaria de lo que quedaba de la ya agonizante Biblioteca de Alejandría y primer mártir de la ciencia a manos del Cristianismo. Desde entonces y hasta la fecha, la Iglesia y la Ciencia se han llevado mal. Todavía hace unos días, el papa Ratizinger condenaba los trabajos científicos que pueden salvar a miles de enfermos, en uno de los reiterados intentos de la Iglesia de volver a una sengunda Edad Media, donde el poder de la religión volvería a sofocar las libertades. Creo que vale la pena que leamos de nuevo aquel artículo y opinemos sobre el asunto.


EN LOS UMBRALES DE LA EDAD OSCURA

Me imagino a Hypatia, esperando aterrada, en los sótanos de la Biblioteca de Alejandría, a la horda de fanáticos cristianos que en el nombre del nuevo Dios del Amor iban a despellejarla viva, “por pagana, por zorra y por culta”; pecados imperdonables en una mujer de la Nueva Era. Aquel día en que las escalinatas de la vieja y ya maltrecha Biblioteca se mancharon de sangre y los últimos libros clásicos fueron quemados, se inició la Primera Edad Oscura, que habría de perdurar mil años de fe dogmática e ignorancia.
Hoy me temo que estamos acercándonos a un desenlace parecido. Dentro de poco, si no nos espabilamos, el último catedrático de Física será jubilado en una renovada universidad de los nuevos tiempos por un claustro integrado por poetas, teólogos y artistas, así como videntes, astrólogos e investigadores de fenómenos paranormales. Y nos habrá alcanzado la Segunda Edad Oscura. No sé cuánto durará esta vez la restricción de la inteligencia racional, pero cuando vuelva la luz ya habremos muerto todos los que hoy nos angustiamos.
Por lo visto, el ser humano no puede resistir por largos periodos de tiempo las ideas demasiado complejas que, además, lo dejan desnudo ante la muerte. La tanatofobia resulta insoportable para muchos que necesitan el amparo de alguna fe simplista que les asegure la supervivencia. Así parecen demandarlo nuestros ancestrales instintos de supervivencia, siempre en conflicto con nuestra capacidad racional. El viejo tigre macairodo se extinguió por una incompatibilidad insalvable entre su agilidad y el desmesurado tamaño de sus colmillos. Nosotros quizá nos extingamos a causa de esta dichosa incompatibilidad entre nuestra razón y nuestro miedo a morirnos. Por eso, tras cada etapa de racionalidad, parece inevitable que vuelva la idiotez tranquilizadora, ese estupor vacío de los creyentes.
El otro día, un pretendido investigador de fenómenos “paranormales”, un vendedor de trascendencia fácil, de pseudociencias consoladoras, psicofonías, psicoplastias y demás acontecimientos fantasmales que, en el fondo, gustan a una mayoría porque parecen demostrar la existencia de no se sabe qué consolador “más allá”, se lució en el Paraninfo de la Universidad de Alicante, con motivo de un exitoso programa de radio. El pseudo científico ya ha conseguido lo que pretendía, ya ha metido la cabeza en una Universidad; y ahora podrá decir que ha impartido clases en un prestigioso centro docente. Y así lo lucirá en su currículum, para poder seguir engañando mejor a los que desean ser engañados, a los que prefieren vivir en una Edad Oscura antes que hacerlo en un Siglo de las Luces donde la gente se muere de verdad.
Lo triste de todo esto es que la Izquierda política surgió bajo la bandera del racionalismo para traer a este mundo la voz de la lógica, de nuestra pretendida condición de “homo sapiens”, de la verdad científica que solo se puede certificar con ejercicio del método, del experimento y de la publicación de resultados sometidos a la crítica y a las pruebas reiteradas. “La verdad es siempre revolucionaria”, nos dijeron cuando jovencitos, aunque en esa época ya se había publicado “El retorno de los Brujos” de Pawels y Bergier (que también decían ser de izquierdas). Pero ahora la izquierda se preocupa de quedar bien con todo el mundo, sobre todo si se trata de poderosos medios de comunicación. Y la Ciencia, ahora, ya nos ha traído esta tecnología, la que permite la existencia de las televisiones y las emisoras de radio, la de los GPS, los hornos microondas, el velcro, los automóviles computerizados y los cohetes interplanetarios. “Y ahora que ya tenemos la tecnología necesaria para conseguir nuestros fines - podrían preguntarse políticos y empresarios de la prensa - ¿para qué queremos seguir protegiendo a la Ciencia?” Máxime, cuando la Ciencia, para muchos, es peligrosa; no porque haya creado una tecnología de armas destructoras y una industria contaminante que acabará con el equilibrio ecológico, sino porque nos aleja de la cómoda fe en Dios y en el Cielo, de la certeza en la propia inmortalidad individual. Por eso, ahora, precisamente ahora, tienen tanto éxito los profetas de la irracionalidad pseudocientífica; los que nos presentan una falsa ciencia que podría probarnos “científicamente” ese Más Allá que necesita nuestro arquicortex primitivo, aterrado como siempre ante la muerte.
Los brujos ya han entrado en una Universidad que se supone “un templo de la Ciencia” de la mano de una prestigiosa emisora de radio; ya han entrado en una Universidad que se escandalizaría de un discurso “políticamente incorrecto”, pero que permanece insensible ante la progresiva destrucción del Racionalismo. Resulta que creer en sandeces no es “políticamente incorrecto”, como lo sería un discurso homófobo o machista; y que lo importante es ser “buenos chicos” aunque nos estemos volviendo imbéciles. Los universitarios, sobre todo los de letras, que no tienen ni zorra idea de lo que es el Método Científico, se han entregado con fruición al “buen rollo” del relativismo cultural, al “todo vale” de las creencias, al nihilismo científico, al advenimiento de una maravillosa y deslumbrante Edad Oscura, llena de esas estupendas luces de neón que disimulan tan bien las oscuridades mentales.
Así que está todo perdido. Ya no hay esperanza. Los sabios, los grandes investigadores de la nueva Física, de la nueva Medicina, de la nueva Genética, permanecen ajenos al problema, parapetados en sus torres de cristal, pendientes sobre todo de las subvenciones de los políticos que, a su vez, tanto le deben a los medios de comunicación que, a su vez, tanto dependen de sus audiencias que, a su vez, tanto miedo tienen de morirse algún día y tanto necesitan que alguien vestido de científico les diga que después de la muerte hay otra vida… Ellos, los científicos de verdad, los que cuentan con el prestigio incontestable que se han ganado después de haber realizado descubrimientos portentosos, de estar en camino de realizar verdaderas y asombrosas curaciones, de resolver los secretos del Macrocosmos y el Microcosmos, ellos, solo ellos podrían encabezar la rebelión de los humanos que aún permanecen despiertos contra las huestes de los fanáticos irracionales que quieren despellejar de nuevo a Hypatia; pero están ausentes, enmudecidos, absortos en sus investigaciones, temerosos de perder a sus mecenas. El sistema los mantendrá vivos mientras le resulten útiles. Después, cuando ya el negocio se haya concluido, vendrá la Segunda Edad Oscura.
Miguel Ángel Pérez Oca.
26-10-2004







3 comentarios:

Juan J. Amores dijo...

Hypatia fue asesinada, según tengo entendido, arrancándole la carne a tiras con conchas de mar. La biblioteca de Alejandría fue el mayor culto a la ciencia, historia y artes que ha habido y habrá siempre. Cuando desapareció, se eliminó de un plumazo cientos de miles de pergaminos de un valor incalculabre. Es la mayor pérdida cultural de la historia de la Humanidad.
Dicho todo esto... no entiendo como puede haber gente que estudie efectos UFO, fantasmas, monstruos en lagos escoceses y demás pamplinas parapsicológicas.
Aiiiiiiiiiiis, ¡el mundo y sus demonios!

Anónimo dijo...

Sólo quería hacer una pequeña defensa de la Edad Media. No todo es oscuridad ni cerrazón en esa época. Es una imagen que se le dió en el Renacimiento, no del todo equivocada, pero sólo si ensamos en el frenazo cultural propiciado por el catolicismo. Creo que hay que tener en cuenta que habían grandes culturas que hicieron avanzar la ciencia, como la musulmana y en cierto modo la judía, que son también Edad Media. También matizaria el cambio que se produce en las mentalidades tras la Peste negra de 1348, que supuso el inicio hacia el racionalismo y humanismo que se desarrolló en el Renacimiento, pero las bases ya están en la Edad Media.
Creo que más bien, la Edad Oscura es el siglo XX, que si bien avanzó la ciencia, no se está sabiendo usarla en el beneficio de los hombres. No quiero generalizar, ya que hay infinitos avances que sí lo hacen, claro.
Un saludo.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo. No todo era negativo en la Edad Media. Roger Bacon, Nicolás de Oresme, Nicolás de Cusa y otros son claros ejemplos de ello; por eso conseguimos al final salir de ella. En cuanto a las culturas árabe y judía, bueno, su lugar en la Edad Media es meramente cronológico, pero yo entiendo el Medievo como una particularidad de nuestra cultura cristiana europea.
Averroes, Maimónides, Avicena y Azarquiel nos dirían ¿Edad Media, qué Edad Media? A lo que me refiero es a la parte negativa de ese periodo histórico, con su oscurantismo, su abandono de lo mejor del paganismo: las ideas de ciudadanía, de democracia, etc. Y me temo que esos ingredientes medievales, como tú bien dices, ya están entre nosotros, esperando la ocasión para devolvernos al oscurantismo, que se manifiesta en las pseudociencias y las charlatanerías del esoterismo, entre otras muchas cosas, como los fundamentalismos religiosos. En fin, podríamos hablar largo y tendido sobre el asunto, ¿no te parece?
Encantado de conocerte.
Miguel Ángel Pérez oca.