RAZONES Y DISCULPAS (Secuela de "EL PROGRAMA POLÍTICO QUE YO APOYARÉ")

La que he armado con mi artículo.

Algunos amigos de derechas (sí, tengo amigos que son de derechas, ¿qué pasa?), se me han ofendido porque he dicho que los pobres de derechas son tontos, y desde aquí les pido perdón. De todos modos, debo decir en mi descargo que ninguno de ellos es para mí “un pobre de derechas”. Tienen una posición desahogada, como la mía más o menos, así que de ningún modo los he considerado tontos. Sus razones tendrán para votar a la derecha, aunque yo no acierto a encontrarlas; pero es que yo soy demasiado vehemente y riguroso, y un quizá exagerado sentido de la solidaridad humana me impide dar mi confianza a quienes le niegan el derecho a recibir asistencia médica y una buena educación a los inmigrantes y demás desfavorecidos. De todos modos, insisto, les pido perdón y les prometo que no volverá a ocurrir, de verdad. Que no va de coña, de veras.

Otros amiguetes, más bien del bando contrario a los anteriores, me recriminan que si pienso como digo en este último artículo, ¿por qué me mostré en público como partidario del PSOE en las últimas elecciones? Pues porque uno es así de complejo. Una cosa es lo que uno desea y otra lo que uno puede esperar de la vida en general y de la política en particular. Yo veía venir la catástrofe que se avecinaba si el PP ganaba… ¡por mayoría absoluta! (¿es que alguien no lo veía venir?) Y ahora estamos comprobando que yo y otros muchos estábamos en lo cierto ¿O no? Sinceramente, dijese lo que dijese Cayo Lara sobre que daba igual votar al PP que al PSOE, no me puedo imaginar a Rubalcaba negándole el médico a los inmigrantes y recortando la Sanidad y la Educación (además, de una manera sospechosamente proclive a los intereses de la medicina y la educación privadas). ¿Verdad que no? Sinceramente, ante el sunami pepero inminente me incliné por el voto útil, y no me arrepiento. Lo volvería a hacer, pensando como pienso, porque las perspectivas (hoy ya hechos) eran terribles. Y me pareció una actitud innoble y marrullera la postura de Cayo Lara (a mí me gusta mucho más Gaspar Llamazares, qué le voy a hacer). Porque se comportó como si el enemigo fuera el PSOE en lugar de la derecha. Logró sacar unos cuantos diputados más, pero, con la inestimable ayuda de los chicos del 15M, logró desmovilizar a la Izquierda indignada con aquello de “es lo mismo…” y el invento de “Rubaljoy” y le sirvió en bandeja el gobierno, las cámaras y las autonomías al señor Rajoy. No es la primera vez que pasa; aquí en Alicante IU, por no quererse coaligar con el Bloc, nos condenó a cuatro eternos años de ayuntamiento de derechas, y lo que cuelga. Creo que esa no es la mejor postura, al menos no la más práctica. Porque si lo fuera, ¿por qué ahora sí que se alía IU con el PSOE en Andalucía y, quizá, en Asturias? ¿Por qué no han seguido haciéndole la cama a los señoritos, como en Extremadura? Y que conste que siempre he sido votante de IU y lo volveré a ser en cuanto el señor Lara se jubile. Porque el programa de IU es el que más se parece a lo que a mi me gustaría que se hiciera realidad. Será que soy muy complicado, o muy especial, pero nunca me ha gustado que nadie me diga lo que tengo que pensar. Por eso no milito en ningún partido, aunque considero que los partidos y sus militantes son absolutamente necesarios en Democracia (también los Popitos Grillo como un servidor). Y por eso, ante el sunami derechoso que se nos venía encima, me incliné por la opción más posibilista, la única que, de no haber sido socavada en sus cimientos por sus primos de la izquierda (unida y de camping y playa) podía al menos haber impedido la mayoría absoluta. En fin, les pido perdón también a estos amigos tan impecables e insobornables; pero también les pido un poquitín de comprensión.

Otro amigo me recrimina que proponga el cierre de las facultades de Economía y Empresariales; porque la sesgada interpretación de los fenómenos económicos por parte de economistas conservadores no invalida la vigencia de las ciencias económicas. Vale, pero habrá que darles un toque ¿no? A lo mejor bastaría con revisar las asignaturas, seguramente llenas en sus textos de prejuicios liberaloides, de modo que nuestros alevines de economistas no se nos vuelvan automáticamente neocons a la primera de cambio. Perdón también, amigo R.

Sin embargo, y a pesar de todo, mantengo mi decálogo, si bien con las matizaciones enunciadas en este artículo. Solo añadiría unas cuantas palabras en el sentido de que se debería también convertir automáticamente a todas las sociedades anónimas en sociedades limitadas con acciones o participaciones nominativas (qué puñeta, a hacer gárgaras las Bolsas).

Y es que anoche, en el programa televisivo de El Follonero, el ex vicepresidente dimisionario de la Bolsa de París manifestó que se había retirado porque la Bolsa “se ha convertido en un casino” y en esencia coincidía casi punto por punto con mis ideas al respecto. No somos nadie.

Bueno, pues pido perdón a todos y me reafirmo en mis ideas respecto a la política y a la economía. Y me despido con la reflexión de que a veces es preferible renunciar a posturas maximalistas para tratar de evitar una catástrofe, y que lo mejor en ocasiones es el peor enemigo de lo bueno. Pero, a pesar de todo, mi programa máximo sigue intacto, y es el que expuse en mi artículo anterior. La próxima vez, cuando Rajoy esté llenito de caca, quizá considere el abandono del voto útil y dé mi confianza al partido cuyo programa más se parezca a mis propuestas del artículo de marras. Qué gusto me daría, si es posible. Porque es muy fácil ser intransigente con los malos, pero a veces es peor el remedio que la enfermedad.

Y todo esto me pasa porque le doy demasiado al tarro, ¿verdad?

Un abrazo a todos y mis disculpas.

Miguel Ángel Pérez Oca.