¡Ya era hora! Sí, señor. Ya era hora de que Zapatero le pusiera las peras a cuarto a "Don Mariano NOSEÑOR Rajoy". Ya era hora de que le dijera que no tiene un plan alternativo para resolver la crisis porque lo que le interesa no es resolverla sino cabalgar sobre ella hacia la Moncloa, caiga quien caiga, por mucho que se perjudique el pueblo español. Y es que a esos patriotas de hojalata del PP se les llena la boca de suspiros de España, mientras nos denigran ante los inversores extranjeros, siembran la zizaña en este país echando la culpa de todo a ZP, promueven una campaña perfectamente orquestada para convencernos de que el señor Zapatero es una desgracia nacional, de que es tonto de baba, y de que la solución de todo pasa por el acceso de Rajoy a la Moncloa; como si no supiéramos que Rajoy haría exactamente lo mismo que hace ZP obligado por los mercados y la Comunidad Europea, aunque, eso sí, cargaría las tintas más aún en la liquidación de la sociedad del bienestar en favor de los ricos, cuyos intereses defiende, no nos engañemos, todo partido de derechas. ¿Se habrán creído que somos tontos? Un amigo me dice que no es que se lo hayan creído sino que SABEN que somos tontos; que hay muchos pobres de derechas en la España de los que se creen nuevos ricos porque tienen un pisito decente y un cochecito, y que ya se sabe que no hay nada más estúpido que un pobre de derechas. Ser un trabajador y ser de derechas es algo así como ser un cornudo político, defender a quien te explota y caer en la trampa de los que te comen el coco y te convencen de que ellos lo harían mejor, cuando si tuvieran el poder harían lo mismo, pero más al servicio del Capital. Lo que le pasa al Rajoy es que no puede desvelar su programa porque es el mismo de Zapatero, el mismo que ha tenido que adoptar Zapatero después de mucho tiempo de resistirse a tocar los derechos sociales de los trabajadores. Y ahora tiene enfrente a los sindicatos, con su "pseudohuelgageneral" simbólica de un día, que no perjudica en nada a los empresarios que apoyan al PP, pero sí pretende dañar la imagen del pobre jefe de gobierno cogido en medio de la crisis más inesperada y puñetera de la Historia (inesperada por los pretendidos entendidos, economistas incompetentes (todos), que no supieron ver venir lo que los de a pie nos temíamos desde que empezaron a subir en cohete los precios de las viviendas; pero esa es otra historia). Y tiene enfrente a toda la oposición, incluida la nacionalista, que quiere cobrarse viejas deudas y humillaciones y, de paso, pescar en río revuelto; y a todos los tontos de este sufrido país, que se enardecen cuando ganamos la Copa Mundial de Fútbol, llenos de fervor patriótico, pero esconden la cabeza debajo del ala cuando se trata de dar la cara en los problemas serios de esa España que tanto aman.
Zapatero, el otro día, se encontraba acorralado por el Rajoy melífluo e impreciso de siempre, que repetía la misma eterna letanía: "ZP es malo, todos los problemas los ha traído ZP, la única solución es que ZP se suicide convocando elecciones anticipadas para que yo pueda sustituirlo en la Moncloa (antes de que se resuelva la crisis y yo pueda apuntarme el tanto)... etc. etc."
Pero, inesperadamente, Zapatero nos sorprendió en la réplica diciéndole al lider derechón lo que hace mucho, mucho tiempo, le debería haber dicho: "A usted España y los españoles le importan un bledo, lo único que le importa son sus intereses electorales". Si Rajoy quiere elecciones anticipadas, le dijo, que haga una moción de censura, pero no se atreve, no solo porque no tendría los apoyos suficientes, sino porque para eso debería presentar una alternativa, un programa, con medidas antisociales, y se les vería el plumero a los del PP. Y nos hizo reir a todos cuando, con su tono ingénuo característico, le aspetó que él reconocía haber perdido crédito en las encuestas, pero que la situación de su oponente tampoco era "para echar cohetes".
El final del discurso de Zapatero fue antológico. Nos dijo: "Haremos lo que más convenga a España, cueste lo que cueste y CUESTE LO QUE ME CUESTE." Y así supeditó su suerte política a la suerte de su país, mientras los buitres carroñeros esperan que se hunda España para reinar sobre sus ruínas. Es la diferencia entre un hombre de bien y un atajo de canallas.
Que quede claro.
Miguel Ángel Pérez Oca.
1 comentario:
LOS TROVEROS NACIONALES
Yo, la verdad, no tengo paciencia para tragarme ni una sola sesión parlamentaria, con tanta palabrería hueca, que bastante tengo yo ya con las de los plenos municipales que me tengo que tragar para poder cobrar a fin de mes mi reducido sueldo de secretario de ayuntamiento. Así que prefiero enterarme de su contenido a través de la opinión que sobre ellos divulgan los medios informativos de uno y otro bando; y de la de mi amigo Miguel Ángel, cuyo punto de vista, aun con la balanza inclinada a la izquierda, intenta ser objetivo, o, lo que es lo mismo, es honesto. Sin embargo no siempre estoy de acuerdo con él, como me pasa con este artículo, que encuentro un tanto maniqueísta, a diferencia de otros en los que reparte leña a diestro y siniestro, porque no yo creo que Zapatarero difiera mucho de Rajoy en sus ripiosas intenciones de que le importemos más los españoles que ganar las elecciones, pues, en mi opinión, lo suyo también es una pose, incluido ese deslumbrante broche de cierre en el que resuena el tan heroico como emotivo eco de “Solo ante el peligro”, al menos a primera vista, porque ese “…cueste lo que me cueste” final puede ser más reflexivo de lo que parece, al faltarle otro “me” antepuesto al primer “cueste”, puesto que, tal y cómo lo dijo, ¿quién puede estar seguro de que no quiso decir que habremos de pagar entre todos lo que le cueste a él?, porque con quien sí que estoy plenamente de acuerdo es con ese amigo tuyo que dice que no es que lo políticos se crean que somos tontos, sino que lo saben.
¡Ay, pobre de mí, San Fermín!, pero todo está salvado: ¡somos los campeones del mundo!
Joaquín Botella
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