Te esperaré, cuando salga el sol en días nublados, cuando florezcan las flores en primavera, cuando asome la cara el verano.
Te esperaré, cuando algún niño pequeño corretee por el parque entusiasmado, veré tu cara de asombro y el brillo, bajo tu boina , en tus ojos gastados.
Te esperaré cuando la vida me otorgue un logro, para que llores por mí de alegría, para que lo cuentes como si fuera lo más importante que nadie jamás, hubiera logrado.
No creo que vengas, lo sé.
Sé que no vendrás.
Te esperaré para que vuelvas a comprarme un helado, y me lleves al parque de la mano... Sé que no volverás, no volveré a sentarme a tu lado, bajo el sol de media tarde a pescar peces, para después ponerte cara de pena, obligándote a soltarlos.
Triste es no tener ya oración que morder cada noche antes de acostarme, a pesar de mi poca fe, velando por tu seguridad, ni poder aferrarme a ese hilo de vida que te hacia una y mil veces volver a florecer, cada vez más cansado .
Te espero, espero oírte hablar, recordando el último beso que te di con insoportable ternura llevando el peso del dulce vacio que has dejado, recordándote con una sonrisa porque nunca en ti vi llanto que no fuera de alegría. Si tenias penas las guardaste por nosotros, sin pensarlo.
Te esperaré sobreviviéndote como se supone que debe ser, no hay camino mas allá de la resignación y el recuerdo del pasado.
Fueron jóvenes los viejos y serán viejos los jóvenes, aun así te esperaré cuando vea palomas en el parque para que agarres una solo para verme feliz al acariciarla. No volverás, lo sé. Igual que yo no volveré tal como era, y maldeciré no haber estado ahí contigo mil veces por no ver tu decadencia, por no ver sufrir mi corazón cobarde y asustado...
En mi cuerpo llevo tu nombre, aunque de poco sirve, pues el grabado de la mente es mi más fuerte aliado... El hombre luz... el hombre sonriente... el hombre valiente... el hombre superviviente... el hombre esperanzado...
Es imposible el olvido cuando alguien te ha marcado.
Te esperaré, cuando algún niño pequeño corretee por el parque entusiasmado, veré tu cara de asombro y el brillo, bajo tu boina , en tus ojos gastados.
Te esperaré cuando la vida me otorgue un logro, para que llores por mí de alegría, para que lo cuentes como si fuera lo más importante que nadie jamás, hubiera logrado.
No creo que vengas, lo sé.
Sé que no vendrás.
Te esperaré para que vuelvas a comprarme un helado, y me lleves al parque de la mano... Sé que no volverás, no volveré a sentarme a tu lado, bajo el sol de media tarde a pescar peces, para después ponerte cara de pena, obligándote a soltarlos.
Triste es no tener ya oración que morder cada noche antes de acostarme, a pesar de mi poca fe, velando por tu seguridad, ni poder aferrarme a ese hilo de vida que te hacia una y mil veces volver a florecer, cada vez más cansado .
Te espero, espero oírte hablar, recordando el último beso que te di con insoportable ternura llevando el peso del dulce vacio que has dejado, recordándote con una sonrisa porque nunca en ti vi llanto que no fuera de alegría. Si tenias penas las guardaste por nosotros, sin pensarlo.
Te esperaré sobreviviéndote como se supone que debe ser, no hay camino mas allá de la resignación y el recuerdo del pasado.
Fueron jóvenes los viejos y serán viejos los jóvenes, aun así te esperaré cuando vea palomas en el parque para que agarres una solo para verme feliz al acariciarla. No volverás, lo sé. Igual que yo no volveré tal como era, y maldeciré no haber estado ahí contigo mil veces por no ver tu decadencia, por no ver sufrir mi corazón cobarde y asustado...
En mi cuerpo llevo tu nombre, aunque de poco sirve, pues el grabado de la mente es mi más fuerte aliado... El hombre luz... el hombre sonriente... el hombre valiente... el hombre superviviente... el hombre esperanzado...
Es imposible el olvido cuando alguien te ha marcado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario