"Giordano Bruno, el loco de las estrellas" fue la primera novela publicada por mí, en el año 2000. Desde entonces he hecho muchas cosas, que os ofrezco, porque la vida sin compartir no es nada.
domingo, 22 de diciembre de 2013
YA TENGO LAS FOTOS DE LA PRESENTACIÓN.
Gracias a mi hermano Eusebio, que había acudido al acto máquina en ristre, ya tengo las fotos de la presentación de mi novela "EL SUICIDA FELIZ", que tuvo lugar en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés de Alicante el pasado lunes, día 16. La sala estaba llena a rebosar, con muchas personas de pie, y la presentación de mi amigo Miguel Sarceda fue muy buena. Yo me despaché a gusto con mis comentarios sobre la novela y después me harté de firmar libros (acabó doliéndome la muñeca).
Con mi querido amigo Vicente Hipólito.
Vi a muchos amigos y también, y eso es bueno, a mucha gente que no conocía. Había amigos de distinto signo político y de distinta orientación filosófica o religiosa, lo cual me complace y me reafirma en mi convicción de que la amistad no tiene (o no debe tener) nada que ver con la ideología de cada cual, dentro de los límites que impone la honestidad intelectual. Y a día de hoy ya me han llegado las primeras opiniones; desde dos amigas a las que el relato ha gustado mucho, hasta un familiar que se ha escandalizado con los episodios de tema sexual que aparecen en la trama.
La sala minutos antes de comenzar el acto.
Creo que ha estado bien y que la obra va a tener la difusión que merece. Lo que en esta época mercantilista y consumista donde la cantidad prima descaradamente sobre la calidad, no es mala noticia.
Firmando ejemplares.Gracias a todos.
Miguel Ángel Pérez Oca.
domingo, 8 de diciembre de 2013
PRÓXIMA PRESENTACIÓN DE MI NOVELA "EL SUICIDA FELIZ".
El próximo día 16 de diciembre de 2013, a las 19'30 horas, en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés, Av. de Federico Soto, 1-3, de Alicante, presento mi novela "EL SUICIDA FELIZ". Me acompañarán en la mesa el editor José Antonio López Vizcaino y mi compañero de la Tertulia Literaria de la Bodega Adolfo, Miguel Sarceda, que me animó a publicarla.
Os adjunto el texto que figura en la contraportada del libro, donde yo mismo califico a mi novela de irrespetuosa y desvergonzada, no apta para gente formal y circunspecta. Así que si no os consideráis ninguna de esas dos cosas y estáis por esas fechas en Alicante, me gustaría veros por allí, ¿vale?
Miguel Ángel Pérez Oca.
sábado, 7 de diciembre de 2013
JURAR BANDERA, LEER LA CONSTITUCIÓN.


Algunos compañeros de la Asociación de Veteranos de Ifni, a la que pertenezco de pleno derecho por haber cumplido mi servicio militar en aquella, no sé si colonia o provincia española de entonces, están empeñados en volver a alguna dependencia militar y jurar bandera de nuevo. Yo, por mi parte, no pienso hacerlo, y sospecho que estos amigos deben sufrir el Síndrome de Estocolmo, porque, yo al menos, quedé harto de desfilar a las órdenes de alguno de aquellos militarotes franquistas, para que ahora me humille de nuevo detrás de un señor de uniforme que, aunque ya no sea franquista ni déspota, no deja de ser un funcionario del Ministerio de Defensa, ni más ni menos español que pueda ser yo, y al que no debo ninguna clase de lealtad ni obediencia. ¿Por qué no juramos bandera desfilando ante funcionarios de Hacienda, digo yo? Así que me niego en redondo a repetir un acto que entonces realicé sin convicción alguna, pues yo movía los labios, pero no juré de corazón la bandera franquista, que no consideraba mía ni legítima, faltaría más. Porque aquel acto me humillaba por representar el acatamiento a una dictadura repugnante.
En su lugar, todos los años, en vísperas del Día de la Constitución, acudo a la Sede Universitaria de Alicante, donde leo en público algún artículo de nuestra Carta Magna, junto a las fuerzas vivas de esta ciudad. Y como es obvio que la Constitución, sancionada por el pueblo, tiene mayor rango que la bandera y representa la soberanía popular, que es en esencia la enjundia de la Patria democrática, estimo que con ello manifiesto mi amor y mi compromiso ciudadano con mi país.
Digo que la Constitución tiene mayor rango que la bandera porque es esa Ley de Leyes la que define la enseña que ha de representar a mi nación ante el mundo, y no al contrario.
Así que considero que ir de nuevo a jurar bandera ante lo militares, además de un absurdo evocador de viejas sumisiones, sería una redundancia innecesaria.
Precisamente, el pasado día 5 me tocó leer el artículo 4 de nuestra Constitución, que en su apartado primero dice:
La bandera de España está formada por tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo la amarilla de doble anchura que cada una de las rojas.
Así que, reitero, no pienso acudir a esa nostálgica ceremonia que me propone algún compañero.
Con su pan se la coman.
Miguel Ángel Pérez Oca.
viernes, 6 de diciembre de 2013
INVICTO MANDELA.

POEMA “INVICTUS”, DE WILLIAM ERNEST HENLEY, ESCRITO EN 1875, QUE NELSON MANDELA GUARDABA Y LEYÓ MUCHAS VECES EN SUS LARGOS AÑOS DE PRISIÓN.
En la noche que me envuelve,
negra, como un pozo insondable,
doy gracias al Dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido, ni llorado.
Ante las puñaladas del azar,
si bien he sangrado,
jamás me he postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos
acecha la oscuridad con su horror.
No obstante, la amenaza de los años
me halla, y me hallará, sin temor.
Ya no importa cuan recto haya sido el camino,
ni cuantos castigos lleve a la espalda:
Soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.
Los mezquinos y los mediocres no pudieron con él. Él fue uno de los pocos seres humanos que redimió al siglo XX de sus monstruosidades. Un siglo maldito lleno de monstruos como Hitler, Mussolini, Stalin, Franco, Pol Pot, Truman, el doctor Menguele y demás seres abominables; pero que también nos dio personas capaces de redimirlo: como Gandhi, Martin Luther King, Charlie Chaplin, Einstein, el doctor Fleming y Juan XXIII. "Madiva" Nelson Mandela fue el más grande de todos, el más ejemplar, el que se ha ido sin dejar de ser invicto, vencedor de los necios y los malvados; y ahora que nos deja, no se va, porque nos queda su ejemplo de revolucionario pacifista y reconciliador, superador de sectarismos y venganzas inútiles. Y eso, en este tiempo de mezquinos y sectarios no deja de ser un consuelo, un reconocimiento de que la grandeza es posible entre los humanos, los desacreditados humanos de estos tiempos de infamia.
¡NO TE HAS IDO, MANDELA, PUES NOS HAS DEJADO TU EJEMPLO!
Miguel Ángel Pérez Oca.
miércoles, 4 de diciembre de 2013
TRES AÑOS DE LA TERTULIA DE LA BODEGA ADOLFO.
El lunes pasado, en el Hotel Aba Centrum de Alicante, celebramos una tertulia extraordinaria con motivo del tercer aniversario de nuestras reuniones quincenales. Vinieron más de 30 amigos y lo pasamos muy bien, aunque yo prefiero el ambiente más íntimo y acogedor de la bodega que da nombre a la tertulia.
El tema para escribir era una redacción de 100 palabras con argumento libre.
Así que ahí va, acompañado de una ilustración.
A ver si os gusta:
¿Que qué hago aquí? ¿Que por qué estoy
escribiendo este texto de cien palabras? Escribo porque creo ser escritor; o
mejor, porque soy alguien que desea expresarse. Puedo hacerlo hablando, dibujando,
gesticulando… pero la mejor forma que tengo de expresarme es escribiendo. ¿Y
para qué escribir, para qué expresarse? Quizá para invitar a los demás a que
hagan lo mismo que yo, y así conocer la opinión de los otros. Porque lo que yo
anhelo de verdad es desvelar un misterio muy profundo, vital, tremendo, insoslayable.
Y quizá alguien podría ayudarme a resolverlo. El misterio es: ¿Qué soy yo,
realmente?
Miguel Ángel Pérez Oca.
(La firma no entra en el cómputo
de las 100 palabras).
sábado, 23 de noviembre de 2013
SE NOS HA MUERTO ENRIQUE CERDÁN TATO.
Me acaban de decir que se ha muerto Enrique, nuestro Enrique, el patriarca de las letras alicantinas, el hombre de la voz apasionada y potente que siempre ponía el dedo en la llaga, que siempre fue la voz de la Izquierda en esta ciudad. Enrique...
Hace muchos años, a finales de los 50, yo estudiaba en la Escuela de Comercio, donde hoy está la Sede Universitaria. Nuestro catedrático de Lengua y Literatura era don Vicente Ramos, que tenía un profesor auxiliar, Enrique Cerdán Tato, que era quien habitualmente nos daba la clase, un hombre joven, de unos 30 años, muy delgado y con un gran bigote negro bajo la nariz afilada. Él nos desveló las maravillas de la Literatura Española, y él nos habló por primera vez del poeta Miguel Hernández.
Años después, mi hermano Eusebio vivió una tragedia montañera en Sierra Nevada, donde murieron congelados tres muchachos de la OJE (organización juvenil del Movimiento), mientras mi hermano y sus compañeros lograban rescatar al único superviviente. Le contaron su aventura a un periodista que fue el único que se atrevió a publicar la noticia de manera veraz. Dirigía un efímero periódico llamado Primera Página y se llamaba Enrique Cerdán Tato. Después ambos, periodista y entrevistados, recibieron amenazas de la policía franquista por haber dicho que los jóvenes falangistas iban mal equipados, y que eso les causó la muerte. El periódico sería cerrado poco después.
Muchos años más tarde, cuando publiqué mi primera novela, "Giordano Bruno, el loco de las estrellas", le llevé el primer ejemplar a mi querido profesor de literatura, que me acogió amablemente en su casa.
Nos volvimos a ver muchas veces, en manifestaciones, en el homenaje que todos los años dedicaba la Comisión Cívica para la recuperación de la Memoria Histórica a los 300 muertos del bombardeo del Mercado. Y su verbo fuerte y convincente fue uno de los más importantes acicates que me llevaron a escribir mi libro "25 de Mayo, la tragedia olvidada".
El Alcalde Alperi quiso arrebatarle el título de Cronista Oficial de Alicante, y yo lo defendí en la prensa, como no podía ser menos. Enrique era, es, una institución alicantina, y es ya historia, y la historia no se concede ni se quita. Faltaría más.
Este año, precisamente cuando al fin se puso el memorial a las víctimas del bombardeo en la Plaza del 25 de Mayo, todos lo echamos de menos: Ya no salía de casa. "Está muy mal", me comentó alguien y, la verdad, sin Enrique la conmemoración ya no era la misma, a pesar del memorial.
Y hace un rato me dicen que se nos ha muerto.
Mi viejo profesor de Literatura, el Cronista Oficial de Alicante, el escritor inmortal.
No te olvidaremos, Enrique. No te olvidaremos.
Miguel Ángel Pérez Oca.
sábado, 16 de noviembre de 2013
CHARLA COLOQUIO SOBRE LA GUERRA CIVIL.
Dentro del I Encuentro de Autores Alicantinos, organizado por la Editorial ECU y la Casa del Libro de Alicante, voy a participar, junto con la escritora Concha Ramos, en una charla coloquio sobre nuestra visión de la Guerra Civil, en su novela "Dentro de la Ley" y las mías "25 de Mayo, la tragedia olvidada" y "La Cruz Ausente".
Será el miércoles día 20, a las 19,30 h. en la Casa del Libro de Alicante, calle Poeta Vila y Blanco, nº 8.
Como dice el poeta Marcos Ana sobre nuestra pasada guerra y sus secuelas: "Hay que pasar página, sí, pero después de haberla leído".
Os esperamos.
martes, 12 de noviembre de 2013
EL DESAPASIONADO MISTER CALLAHAN.
El tema para la reunión de ayer en la Tertulia de la Bodega Adolfo era LA PASIÓN, y yo presenté este relato que habla de un ser privado de toda pasión. A veces las cosas se pueden definir mejor por sus opuestos. Ahí va. Espero que os guste.
EL DESAPASIONADO SEÑOR CALLAHAN.
Podría juraros que
entre todos los millones de neoyorkinos que pueblan la Isla de Manhattan y
alrededores no hay uno solo que sea más desapasionado que el señor Callahan. No
bebe ni fuma ni tiene adicciones de ninguna clase, ni se apasiona por los
deportes, el cine, la música, el sexo o cualquier otra actividad humana. Hace
unos años, el señor Callahan era el jefe comercial de una poderosa empresa,
cuya sede central ocupaba el penúltimo piso de una de las torres gemelas del
World Trade Center. Tenía allí un magnífico despacho desde donde se podía
contemplar toda la Gran Manzana ,
en unas perspectivas maravillosas que él rara vez miraba y nunca admiraba.
Sentado frente a su ordenador, movía los hilos del entramado mercantil de su
compañía con una frialdad implacable: decidía los objetivos de los comerciales
a sus órdenes, imponía la productividad justo en el límite de la extenuación de
cada agente y decidía su despido si no cumplía con las expectativas. Era un
tipo duro, impasible, que nunca se emocionaba.
Aquella
mañana, nada más sentarse ante su mesa, lo sacudió el estruendo de un avión de
pasajeros que se estrellaba contra la torre vecina. Todo el mundo se puso a
gritar y hacer aspavientos, mientras él terminaba de ordenar meticulosamente sus
papeles antes de girarse y ver la inmensa nube de humo que salía de aquel
edificio.
La
gente no se lo pensó dos veces: todos dejaron lo que estaban haciendo y se precipitaron
hacia las escaleras de evacuación, presas del pánico; todos menos él, que
siguió sentado en su despacho, trabajando. Ni siquiera dedicó un minuto a ver
cómo centenares de personas, atrapadas en los pisos más altos de la otra torre,
se lanzaban al vacío, huyendo de las llamas. Pensó que era un gesto inútil
preocuparse por ellas.
Al
cabo de un rato, un espantoso crujido interrumpió de nuevo su labor. Otro avión
se había estrellado, esta vez contra su propia torre, varios pisos más abajo.
Así que, pensó, no tendría más remedio que abandonar su puesto, pero ¿por
dónde? Los ascensores no funcionaban, las escaleras se habían convertido en
chimeneas ardientes, las salidas a la terraza estaban selladas “por razones de
seguridad”. Y tuvo que admitir, tras una ligera mueca de contrariedad, que estaba
atrapado y que jamás saldría vivo de allí. Intentó llamar a su mujer para
decirle que no iría a cenar; pero no había cobertura.
Se sentó de
nuevo y analizó la situación con calma. La temperatura ascendía por momentos,
así que pronto estaría tan cocido como las langostas que servían en el
restaurante del piso 20. Y decidió que era mejor morir lanzándose por la
ventana. Abrió una cristalera y se asomó al exterior. Iba a tardar unos 20
segundos en llegar al suelo, y se preguntó en qué podría pensar mientras encontraba
la muerte por aplastamiento y traumatismos varios. En eso, una oleada de aire en
plena combustión le obligó a saltar al vacío, y se precipitó a lo largo de la
fachada encristalada. Atravesó las nubes de humo denso y caliente y vio venir
hacia él el sólido pavimento de la plaza. Mientras caía, iba recordando los
motivos por los que se casó con Sally, su esposa. No había sido por amor ni
pasión alguna, sino porque era la muchacha más saludable de la facultad, con un
historial genético muy fiable… En aquel momento, una confusa explosión estalló
a sus espaldas. El edifico se estaba derrumbando como un castillo de naipes, a
una velocidad tal que aún lo alcanzó antes de su previsto impacto contra el
suelo. La onda expansiva rebotó bajo él y lo alzó en el aire, meciéndolo como
una hoja agitada por el viento. Y en medio de una espesa atmósfera de polvo
blanco e irrespirable, se vio, de pronto, de pie sobre el asfalto, rodeado de
escombros e inexplicablemente indemne.
Se
sacudió la ropa, improvisó una mascarilla con su pañuelo mojado en el surtidor
de una cañería reventada y se puso a caminar hacia el norte. Decidió no contar
a nadie su aventura, ni siquiera a Sally. ¿Para qué, si no lo iban a creer? Así
que se olvidó del asunto y se propuso iniciar la búsqueda de un nuevo empleo en
cuanto llegase a casa. No debía perder el tiempo en sensiblerías.
Miguel Ángel Pérez
Oca.
jueves, 7 de noviembre de 2013
ADIOS, CANAL NOU.
1º.- Sobredimensionaron la plantilla de la Televisión autonómica, saturándola de enchufados (enchufados de Zaplana, de Camps, de...), que ocupaban cargos que no se merecían.
2º.- Se gastaron fortunas en los grandes eventos (el papa, las carreras de coches, las regatas galácticas, etc.) e inventaron la tele basura (Tómbola), huyendo de la calidad y del buen servicio público. Horteradas y autobombo, era el lema.
3.- La utilizaron para una descarada propaganda partidista y se alejaron de la información objetiva. Las consignas y la censura se veían demasiado, con lo que fueron perdiendo credibilidad y audiencia. Si querías enterarte de verdad de lo que pasaba en la Comunidad tenías que ver otros canales.
4.- A última hora, incapaces de seguir costeando tanto despilfarro inútil, en plena crisis y oleada de recortes, intentaron un ERE ilegal, que la judicatura no consintió.
5.- Y ahora se la cargan definitivamente. Y quien paga, como siempre, son los trabajadores y los ciudadanos usuarios. Nada de pedir responsabilidades, faltaría más.
¿Se puede hacer peor?
¿Por qué no dimite Vd. de una vez y convoca elecciones anticipadas, señor Fabra II?
YA ESTÁ BIEN.
domingo, 3 de noviembre de 2013
CURSO DE ASTRONOMÍA EN COMISIONES OBRERAS.
El pasado jueves 31 de octubre de 2013 impartí la última clase (nº 8) del Curso de Astronomía que he estado dando en el local del Sindicato de Comisiones Obreras de Alicante, organizado por la Federación de Pensionistas, a la que pertenezco. Los compañeros Angel y Gabino me han estado ayudando y han asistido 29 interesados en este fascinante tema del Espacio y sus ciencias. Aquí os pongo una fotografía en la que estoy con algunos de los participantes, después de tratar el tema de la Vida en el Universo y el animado coloquio posterior.
El curso es el mismo que ya he dado varias veces en la Universidad Popular de Yecla y en el Centro 14 de Alicante. El sábado que viene, si el tiempo acompaña, iremos todos a hacer una observación nocturna con mi telescopio Dobson de 200 mm. y veremos la Luna y sus cráteres, Venus, Júpiter y satélites, estrellas dobles, Galaxia de Andrómeda y otros objetos que serán nuestros objetivos.
Quiero dar las gracias a todos por su excelente comportamiento y el interés demostrado.
Miguel Ángel Pérez Oca.
miércoles, 30 de octubre de 2013
DOS TRABAJOS PARA LA TERTULIA DE LA BODEGA ADOLFO.
El tema para la reunión de la Tertulia Literaria de la Bodega Adolfo del pasado lunes era "Pérdida" y a ello me puse. He hecho un escrito en prosa titulado "Pérdidas y ganancias" y un poema de verso libre que se llama "Lo perdimos todo". En el fondo, el argumento es el mismo: A veces somos esclavos de lo que poseemos y perder determinadas cosas puede incluso enriquecernos. A ver qué os parecen.
PÉRDIDAS Y GANANCIAS.
Cuando
llegó al pueblo, en medio de un atardecer de sierras grises y viñedos oscuros,
Norberto se sintió hundido. Menos la vieja casa de sus abuelos, lo había
perdido todo, absolutamente todo. Sus pérdidas habían comenzado cuando desapareció
su fe en John Norris, un eminente y caro economista que no supo avisarle de la
crisis que se avecinaba. Y la explosión de la burbuja inmobiliaria lo había
pillado con todo su capital invertido en la construcción de varias
urbanizaciones de lujo en la
Costa del Sol.
-No
te preocupes – le había dicho John -, los bienes inmuebles nunca bajan de
precio; así que lo peor que te puede pasar es que te quedes como estabas.
Torpe
hijo de puta. Así que “como estaba” ¿eh? Las acciones de su empresa cayeron en
picado y en unos días se vio en la ruina, con unas deudas a los bancos que no
podía satisfacer ni siquiera ofreciéndoles todo su recién devaluado patrimonio.
Sus antiguos empleados, todos ellos en el paro, lo insultaban por la calle, así
como sus compradores e inversores que se sentían estafados; y hasta algunos viandantes
anónimos que lo reconocían por las noticias escandalosas aparecidas en prensa y
televisión.
-¡Ladrón,
sinvergüenza…! – era lo más bonito que oía a su paso. Porque, claro, ante la
debacle habían surgido a la luz sus viejos chanchullos con Hacienda y sus
sobornos a políticos corruptos; delitos ya prescritos, pero muy presentes en los
medios.
No
pudo salvar nada de su antigua fortuna, solo la casita del pueblo, y allí se
tuvo que ir huyendo de la vergüenza y del abandono de todos.
Porque
la primera rata que había saltado del barco fue su mujer, Sonsoles, que se marchó
con sus piadosos y riquísimos padres que, por cierto, no le habían echado una
mano. Y la voluptuosa Débora, su amante mercenaria, había salido huyendo también,
cuando olió que ya no había dinero en su cartera. En cuanto a sus viejos compadres
banqueros y empresarios, quizá temerosos de que les pidiera ayuda, ya no
respondían al teléfono. Estaba acabado, lo había perdido todo… salvo la casita
del pueblo.
Esa
noche bajó a la bodega y llenó una botella de aquel vino añejo que de pequeño veía
mimar a sus abuelos en un gran tonel. Lo probó, estaba espeso, fuerte y dulzón;
ideal para emborracharse y adquirir las fuerzas y la inconsciencia necesarias
para suicidarse. Cuando estuviera completamente borracho se asomaría a la
terraza trasera de la casa, que daba a un profundo barranco, y no tendría que
hacer otra cosa que apoyarse en la vieja barandilla, inclinarse hacia delante y
dejarse caer.
Pero
cuando estuvo completamente borracho se quedó dormido entre las telarañas del
sofá, ante la chimenea de llamitas agonizantes…
Lo
despertó un rayo de sol, o quizá el canto de un gallo, o el sonido de las
esquilas de un ganado que pasaba por la calle, camino de los pastos. Se
desperezó, se tomó un Alka-Seltzer en un vaso de agua y se preparó un café que
lo despejase. Por la ventana de la cocina vio un amanecer luminoso y salvaje,
como no lo había visto en muchos años. El sol surgía de un horizonte quebrado
de montañas azuladas y blancas. Más acá, los bosques y los prados doraban su
verde a la mañana, mientras las pacientes vacas comenzaban su labor diaria de
dar buena cuenta de la hierba, que habría de convertirse en leche espesa y
nutritiva. Posado en la barandilla de la terraza, cantaba un pajarito, y un
indiscreto coleóptero pasó zumbando camino de las vides cercanas. Salió al
exterior y respiró con ansia aquel aire puro y fresco, embalsamado de efluvios
de flores silvestres, leche recién ordeñada, heno y vida, mientras saludaba a
un vecino curtido y con boina que le sonrió desde otra terraza, con un gesto de
sincera amabilidad.
-Hoy
va a hacer un buen día, ¿eh, vecino?
-Sí,
desde luego – le contestó Norberto –, va a hacer un día maravilloso.
Y
pensó que quizá no estaba todo perdido, que, a fin de cuentas, las ganancias
podían superar a las pérdidas.
LO PERDIMOS TODO.
Lo
perdimos todo, absolutamente todo.
Perdimos
nuestros tesoros y nuestras posesiones.
Perdimos
nuestros proyectos y nuestros objetivos.
Perdimos
el orgullo y la complacencia.
Perdimos
nuestra autoridad y el respeto de los serviles.
Perdimos
la razón de nuestras razones.
Perdimos
normas y dogmas, responsabilidades y servidumbres.
Perdimos
todas las palabras que se escriben con mayúscula.
Perdimos
la fascinación por lo caro y lo raro.
Lo
perdimos todo, incluso nuestras debilidades.
Y
nos quedamos desnudos, como larvas trémulas.
Entonces
comprendimos que nuestra desnudez era lo único que habíamos poseído siempre.
Y
cuando quisimos mirar a través de nuestra piel traslúcida, vislumbramos un inmenso
y enigmático espacio interior: todo un Cosmos de amor infinito, con sus
galaxias y estrellas.
Y
nos dimos cuenta, al fin, de que nunca habíamos sido tan libres y, por lo tanto,
tan ricos.
Miguel
Ángel Pérez Oca.
jueves, 17 de octubre de 2013
UN ARTÍCULO MÍO EN "ASTRONOMÍA"
ASTRONOMÍA es la mejor revista española dedicada a las ciencias del Universo. Comenzó hace muchos años con el título de "Tribuna de Astronomía", dirigida durante mucho tiempo por Jorge Ruíz y, en esta última etapa, bajo la dirección de Ángel Gómez Roldán, nos ofrece un nuevo y magnífico formato. Se trata de una revista sería y bien documentada, avalada por la Sociedad Española de Astronomía, y con muy buenos colaboradores habituales, todos ellos científicos de reconocido prestigio. Yo estoy suscrito a la revista desde hace más de 25 años y aconsejo a todos los aficionados a admirar el cielo y sus maravillas que se sirvan de ella para documentarse y mantenerse al día en estas ciencias que evolucionan vertiginosamente, con abundantes y nuevos descubrimientos que se reflejan puntualmente en la revista.
En el número del presente mes de octubre, ASTRONOMÍA me ha publicado el artículo "Al fin estuve en Frombork", dedicado a mi reciente viaje a Polonia y mi visita al pueblo donde vivió, observó, escribió su "Revolutionibus" y murió el padre de la Astronomía Moderna: Nicolás Copérnico.
El artículo viene ilustrado con unas fotos de los instrumentos del maestro, su tumba y el panorama desde la torre del campanario de la original Catedral gótica, de ladrillo rojo, de la que Copérnico era canónigo.
miércoles, 16 de octubre de 2013
OH, EL DESAMOR...!
La verdad es que hay palabras que uno no sabe cómo interpretar. Una de ellas es "desamor", que a mi me suena como si alguien me dijese que tiene "destemperatura" para indicarme que hace frío. El caso es que el tema a desarrollar en la pasada reunión de la Tertulia Literaria de la Bodega Adolfo era, precisamente, el "Desamor". Yo, sinceramente, esta vez no he quedado satisfecho del todo, porque creo que he cogido el tema por los pelos; pero, en fin, aquí os lo pongo para que lo leáis, si queréis, y me digáis, si os place, qué os parece. Ahí va:
DESAMOR, EXTRAÑA PALABRA.
-¿Desamor? – me dijo
el viejecito encuestado - Nunca, antes de hoy, había utilizado ese vocablo. He
necesitado consultar el diccionario para averiguar su exacto significado y
poder contestarle. “Desamor s. m. Falta de amor o amistad”, dice el dichoso
libro; y a mí se me ocurre pensar que al amor le pasa lo que al calor, al bien
o al sabor dulce, a los que les hemos atribuido opuestos que no son tales. Este
maniqueísmo, que viene sin duda de los prejuicios religiosos, nos deforma la
realidad, y es desmentido por la cultura moderna. Lo contrario de lo dulce no
es lo salado, y eso lo saben muy bien los que aprecian un buen plato de cocina
cantonesa. Del mismo modo, el bien y el mal pueden convivir en un mismo ente,
así que no son propiamente opuestos: la energía eléctrica puede proporcionarnos
luz o electrocutarnos, sin cambiar de esencia. En cuanto al calor y el frío,
solo son válidos como sensaciones subjetivas, puesto que la temperatura tiene
un tope en su base, el “cero absoluto” o ausencia total de calor, que se sitúa en
los 273 grados bajo cero. Y el amor y el odio pueden convivir en nuestro ánimo
simultáneamente, en nuestras relaciones de pareja: “Ni contigo ni sin ti tienen
mis males remedio”. Así que diríamos que la falta absoluta de dulzor sería lo
insípido, no lo salado; la ausencia absoluta de bien sería lo anodino, no
necesariamente lo malo; la ausencia absoluta de calor sería la quietud total de
las moléculas, solo fría para nosotros, puesto que el frío como tal no tiene entidad;
y la falta absoluta de amor, no sería el odio, sino el cero absoluto de la afectividad,
la indiferencia… ¿Es eso el desamor?
-Vaya
– le respondí -, me ha hecho usted comprender la inutilidad de esa equívoca
palabreja que, después de esta conversación, nunca más volveré a usar, se lo
prometo. Porque estimo que el mal llamado desamor está mejor definido con la
palabra indiferencia. Si, por el contrario, la consecuencia de una ruptura
amorosa, pongamos por caso, provocase sentimientos de rechazo o dolor psíquico,
no sería propiamente desamor sino odio, despecho y tristeza en las proporciones
que deberían poder medirse con una especie de termómetro sentimental, todavía
por inventar.
-Entonces
– prosiguió el anciano -, aclarémonos: A los enemigos armados, en una guerra,
los matamos por odio y por miedo; a las ratas y cucarachas las exterminamos porque
nos producen aprensión; sin embargo, a las hormigas que invaden nuestra terraza
las fumigamos con indiferencia, por estética, por… ¿desamor? Desde un avión las
personas parecen hormigas.
Aquel
viejo que yo entrevistaba fue una vez el comandante Paul Tibbets, piloto de un
bombardero americano al que bautizó con el nombre de su madre, “Enola Gay”, y
fue el encargado de llevar su aparato hasta la vertical de la ciudad japonesa
de Hiroshima y lanzar sobre ella la primera bomba atómica operativa de la Historia. Obediente
a las órdenes de la superioridad, nunca se cuestionó la legitimidad de su
acción, ni se solidarizó con el sufrimiento de los cientos de miles de civiles
desarmados, ancianos, mujeres y niños, que murieron abrasados o víctimas de
enfermedades de origen radiactivo, o padecieron durante el resto de sus vidas
las terribles secuelas de la explosión. Tampoco al vendedor de corbatas Harry
Truman, devenido Presidente de los Estados Unidos a la muerte de Roosevelt, le
dolió nunca la responsabilidad de haber sido quien ordenó a Tibbets apretar el
fatídico botón. Ambos odiaban a un Japón
abstracto que había llevado a cabo la agresión de Pearl Harbour, pero las
mujeres y los niños japoneses no eran objeto de sus sentimientos vengativos. Solo
sentían hacia ellos el más completo y ausente… ¿desamor?
El
viejecito se alejó de mí, y yo me quedé pensando que en Nüremberg faltaron
muchos criminales para ser condenados; porque los nazis asesinaban a los judíos
por odio y fanatismo, pero matar con indiferencia es para mi el más odioso y
repugnante de todos los crímenes.
Miguel Ángel Pérez Oca.
martes, 1 de octubre de 2013
¡HAMBRE!
El tema de la reunión de ayer en la Tertulia de la Bodega Adolfo era "el Hambre" y yo presenté el escrito que acompaño. Espero que os guste:
HAMBRE CANINA.
El interior
del refugio antiaéreo olía a humedad, a miasmas, a basura, a heces y a orina. A
la luz de una única bombilla que colgaba del techo, un nutrido grupo de seres famélicos
y asustados se hacinaba en los bancos corridos que sobresalían de las paredes.
El viejo Torcuato, ausente en su demencia
senil, repetía una eterna salmodia:
-Arroz
con bacalao, puchero con pelotas, gazpacho manchego con conejo y caracoles,
pavo al horno… - mientras su hija Leocadia trataba de hacerlo callar.
-Déjelo
ya, padre, que esta gente nos va a linchar si sigue usted provocándola con su
lista de manjares de antes de la guerra.
En medio de
aquella colección de esqueletos, solo una persona podía lucir carnes prietas y sonrosadas. Se trataba de la
tía Paca, la curandera, de la que se decía que escondía en su desván docenas de
jamones, chorizos, sacos de alubias, de
arroz y de patatas y hasta pastillas de turrón, de tabaco y de chocolate.
Los campesinos de los pueblos vecinos solían visitarla a altas horas de la
noche, para que les curase los males y los miedos por medio de jarabes, tisanas
y ungüentos; o incluso para que echara mal de ojo a algún vecino o fabricase un
filtro de amor para una moza de buen ver. Y le pagaban en especie, porque la tía
Paca no admitía dinero que, según ella, “no servía para nada”. Los labriegos le
daban productos de buena calidad, porque tenían de sobra y contaban con buenos
escondites en la montaña para sus comestibles y sus animales, ocultos a los
ojos de los torpes agentes de abastos que los vigilaban para requisárselos.
A veces, la
tía Paca se sentía generosa y obsequiaba a algún vecino con el contenido de su
cubo de la basura; y así había quien se mal alimentaba con las mondas de las patatas,
las vainas de las habas y las vísceras de los pollos y conejos con los que se nutría
la oronda bruja.
La niña
Paulita siempre tenía frío, además del hambre que se le sublevaba en sus
entrañas de adolescente. Acababa de llegar al refugio con su madre y su hermano
mayor, al que ambas habían traído casi en volandas, ya que apenas se tenía en
pie y no había ido al frente porque padecía tuberculosis. Ahora estaba sentada
en el suelo, arrebujada en una raída manta y miraba obsesivamente los hombros
redondos de la curandera, mientras pensaba que aquellas abundantes carnes,
tersas e insultantes, estarían exquisitas asadas a fuego lento, chorreando
grasa...
-Tengo hambre,
tengo un hambre canina, mala puta gorda – rezongaba por lo bajo, desde su
rincón, mientras el viejo Torcuato proseguía con su insufrible melopea – “arroz
con bacalao, puchero con pelotas, gazpacho manchego…” - y los estampidos de las
bombas sonaban cada vez más cercanos, haciendo temblar los castigados muros del
refugio.
En eso, una terrible
explosión sacudió el recinto y la luz de la bombilla se apagó. En la oscuridad
se oían los gemidos de terror de la gente, superados por unos rugidos insólitos
y unos alaridos desgarradores que venían del lugar que ocupaba la tía Paca.
Cuando volvió
la luz, la curandera yacía en el suelo, inerme y cubierta de sangre. Parecía
muerta, con los ojos en blanco y la tez pálida, como la cera.
-¡La han
atacado las ratas! – dijo una comadre.
-¿Las ratas? –
la corrigió un miliciano desnutrido – No han sido ratas sino una alimaña, un
perro rabioso, quizá, o una fiera escapada de un circo. Esos son mordiscos de
un carnívoro grande y fuerte. Mirad, le ha arrancado todo el hombro de una sola
dentellada… Pero, ¿dónde se esconde ahora ese maldito bicho? – y todo el mundo
miró a su alrededor con ojos espantados, tratando de localizar la guarida de la
bestia.
En su rincón,
sin que nadie reparase en ella, la niña Paulita masticaba y engullía
trabajosamente, oculta tras la manta, mientras trataba de limpiarse la sangre
que chorreaba por las comisuras de sus labios.
Miguel Ángel Pérez Oca.
jueves, 26 de septiembre de 2013
LOS VIEJOS VETERANOS DE IFNI NOS REUNIMOS DE NUEVO.
Foto de Ricardo Acosta.
El pasado sábado, día 21, la asociación AVILE (Asociación de Veteranos de Ifni del Levante Español) nos reunimos en una Asamblea para que la directiva (yo soy vicepresidente) nos diera cuenta de la marcha de la asociación, de las gestiones y actividades realizadas, exposiciones de fotos, homenajes a algún veterano injustamente tratado por la vida y por el Estado, etc. Fuimos unos 50, porque algunos se dieron de baja, desilusionados al no materializarse lo que "radio macuto" había dicho de que nos iban a dar dinero, al menos a los que participaron en la guerra ignorada de 1957 (yo hice mi mili ifneña en 1966-67, y el territorio se entregó a Marruecos en 1969), otros porque estiman que debería darse mayor importancia, incluso en el nombre de la asociación, a aquellos que participaron en esa guerra, pero desde el Sahara, otros porque se han muerto (la edad de los excombatientes ronda casi los 80 añitos de nada), y otros porque la crisis no les permite dispendios prescindibles. Pero, en fin, allí estábamos los que todavía nos ilusiona vernos con viejos camaradas de penalidades. Estamos hechos unos carcamales, pero aún nos reímos y somos capaces de saborear un buen arroz del senyoret y de magro con verduras, regados con buen vino. Que nos dure.
domingo, 22 de septiembre de 2013
50 PALABRAS SOBRE LOS JUDÍOS.
En la pasada reunión de la Tertulia de la Bodega Adolfo, un compañero nos desafió a escribir 50 palabras sobre algún tema importante. El tema, al final, resultó ser "Los judíos", y yo escribí lo que se me ocurrió; pero me dí cuenta de que con tan solo 50 palabras no se puede analizar un tema como este, así que seguí escribiendo hasta llenar la página habitual. Bueno, el resultado es el que os ofrezco a continuación:
JUDÍOS RICOS, JUDÍOS POBRES.
“Siento vergüenza ajena cuando veo que un
pueblo que ha padecido el holocausto es capaz de justificar el trato que da a
los palestinos. Pero no todos los judíos son culpables, porque no es cuestión
de judíos y gentiles, sino de ricos y pobres. El poder siempre manipula las
conciencias.”
Al analizar un
tema tan complejo con tan solo 50 palabras es imposible no caer en la excesiva
simplificación. Y todavía se podría hacer con menos palabras y, por
consiguiente, menos rigor: “Los nazis
eran monstruos, los judíos eran buenos y ahora son malos, los palestinos son
buenos.” (17 palabras).
Pero sobre este
asunto habría mucho más que decir, porque ¿qué pueblo no ha abusado nunca de
otros grupos étnicos? ¿Qué hicieron los romanos? ¿Qué masacres no perpetraron
los españoles en América? Y el Imperio Británico, ¿no estaba cimentado sobre la
sangre de los colonizados? En nombre de la Patria , Dios, la Raza , la Democracia … muchas naciones también asesinaron a
niños, mujeres y ancianos. ¿No lo hicieron los americanos en Hiroshima y
Nagasaki, en Hamburgo y Drede? Pero lo que hace excepcional al Holocausto no es
solo el frío exterminio de la que los nazis consideraban una raza inferior, si
no su planificadísima realización y el hecho de que hemos visto las imágenes del
horror. Lo que nos sobrecoge es la repugnante conversión del asesinato en una
industria, incluso lucrativa, en la que debieron participar miles de personas
especializadas y cultas. Por otra parte, estoy seguro de que en Auschwitz solo
murieron los judíos que no habían podido pagarse un previsor y oportuno exilio;
y que son ahora algunos riquísmos sionistas internacionales los que se
aprovechan del dolor y la muerte de estos parientes pobres para justificar su
explotación del territorio palestino, secundados por israelitas modestos que
aspiran a mejorar su nivel de vida en la Tierra Prometida. Como siempre
es cuestión de poder y de clases sociales manipuladas.
Y es la religión,
la paranoia religiosa que a cambio de fe y obediencia nos promete paraísos o
resurrecciones vencedoras de la muerte, la que a menudo sirve a los poderosos como
coartada de sus felonías. Porque es muy fácil argumentar que es lícito expropiar
por la fuerza de las armas a los descreídos gentiles que usurparon la Patria Sagrada hace
2000 años, mientras que no lo es masacrar al Pueblo Elegido por Yavé.
Cuando
comprendamos, todos los seres humanos, que un palestino es una persona de la
misma calidad que un judío, un negro centroafricano, un blanco europeo o un chino,
estos crímenes lamentables ya no podrán tener ninguna justificación. Pero
mientras haya quien crea que hay razas inferiores, mientras haya quien nos
predique dogmas sagrados cuya obediencia nos hace supuestamente mejores que los
ateos, mientras haya fanáticos que convenzan a los jóvenes de que hay un Dios
que se complace con la muerte violenta de los infieles, mientras haya patriotas
que nos digan que la vida de un hijo de nuestra nación vale más que cien vidas
de extranjeros, mientras haya quien sostenga que las luchas deben darse entre
grupos étnicos, religiosos y nacionales, en lugar de la única confrontación legítima,
que es la de la justicia social, la de pobres contra ricos, abusados contra abusadores,
desahuciados contra banqueros… tendremos asesinatos legales, abusos sistemáticos
y crueldades permanentes.
Bueno, pues no
he dicho todo lo que quisiera, pero al menos he podido esbozar mi opinión con
un total de 651 palabras. No podría hacerlo con menos.
Y no nos
engañemos: el ser humano es un depredador social y sus grupos jerarquizados se han
dedicado, desde el inicio de los tiempos, a engordar a costa de todo ser vivo
que cae a su alcance, incluidas las personas ajenas. Contra lo que decía el
bueno de Rousseau, somos malos por naturaleza; aunque quisiera confiar en que
podremos redimirnos algún día bajo una organización social justa.
Miguel Ángel Pérez Oca.
jueves, 5 de septiembre de 2013
LA CABEZA DEL DOCTOR RICO HA SIDO ENCONTRADA.
Pues, menos mal. Por lo visto la policía la encontró el mismo día de su desaparición. La habían tirado por un terraplen...¡Angelitos! Puestas así las cosas, creo que no vale la pena complicarse la vida con suposiciones conspiranoicas. No ha sido por motivos ideológicos, fanatismo, etc. sino a causa de los efluvios alcohólicos o de otras sustancias de esas que te ponen como un toro, o mejor como un burro y, claro, haces burradas.
Lástima de gente. Se cansan de leer sentados y no se cansan de buscar pedruscos a media noche y llevarlos por el campo para después liarse a mamporros con una estatua. Qué cosas.
Ahora toca dilucidar si se devuelve a su sitio, en las faldas del Tossal, o se le busca una más segura ubicación, en la Avenida de su nombre u otro sitio con cámaras de seguridad; aunque, desde luego sería una pena y una claudicación, llevárselo del sitio que escogió par él el pueblo de Alicante.
Que ya tiene narices que tengamos que estar como los antiguos romanos, temblando por si vienen los vándalos.
Miguel A. Pérez Oca.
martes, 3 de septiembre de 2013
¡YA NOS HAN VUELTO A DECAPITAR AL DOCTOR RICO!
Cuatro años nos ha durado el doctor Rico en su monumento del Tossal. Unos bestias, o algo peor, lo han vuelto a decapitar a golpes de pedrusco, y se han llevado la cabeza, no sé para qué, porque esa gente ni la usa ni debe tener mucho aprecio por un órgano para ellos tan inútil. Me dicen que no ha habido más destrozos en la noche del sábado, cuando se perpetró el "monumenticidio", y que junto al decapitado había varias piedras de considerable tamaño usadas, presuntamente, como herramientas. Esas piedras no pertenecen al parque del Tossal; así que fueron traídas de no sé dónde; lo que me hace pensar en una acción premeditada y motivada por no sé qué oscuros fines. ¿Ha sido simplemente un acto de vandalismo realizado por unos descerebrados ciegos de alcohol y otras sustancias? ¿O debemos pensar, dada la presencia de los pedruscos en cuestión, que fue una acción planificada por algún grupito de fanáticos o extremistas de color desconocido? Para eso está la Policía, creo yo, para averiguarlo. Por mi parte me adhiero a la protesta enérgica que ha hecho pública la Asociación Alicante Vivo, y echo de menos otros gestos similares que debieran darse en partidos políticos, sindicatos, Comisión Cívica, etc. Que este asunto nos afecta a todos los demócratas alicantinos, dada la personalidad e historia del doctor y las vicisitudes sufridas por su monumento.
El doctor Rico fue un hombre ejemplar, fallecido en 1927 de un fulminante ataque al corazón. Atendía gratis a los necesitados e incluso depositaba algún dinero debajo de la almohada de los enfermos más pobres. Fue concejal de nuestro Ayuntamiento y desde su puesto fomentó la creación de las pinadas de nuestros dos castillos, de los que decía que Alicante necesitaba dos pulmones. Propuso que el Ayuntamiento comprara los terrenos del Tossal para llenarlos de pinos, con la aportación de dinero particular del Alcalde y los concejales, con un solo voto en contra. Era republicano y anticlerical y a su muerte protagonizó el primer entierro laico (sin curas) de nuestra historia local.
El monumento, levantado por suscripción popular, se instaló en el Tossal en 1930, siendo bautizado el lugar donde se instaló como Parque del Doctor Rico. En 1939, al triunfo del franquismo, el monumento fue desmantelado y almacenado en dependencias municipales, llamándose desde entonces el lugar Parque Ruíz de Alda. En los años 70, el monumento fue repuesto, y en los 80 fue decapitado por primera vez, desapareciendo la cabeza, obra de Daniel Bañuls. Hace cuatro años se restauró el busto con una copia del original. Y el pasado sábado fue de nuevo decapitado.
El cadáver del doctor Rico descansa en la actualidad en el Jardí del Silenci del Cementerio Municipal, por decisión de nuestro Ayuntamiento, envuelto en la bandera republicana.
Solo se me ocurre pensar que me gustaría entrar en el cerebro (si lo tiene) de alguno de los salvajes que han vuelto a dañar el monumento. Ver qué piensa ese estúpido, o algo peor, y cuáles fueron los móviles de su reprobable acción. ¿No comprenden esos "vándalos" (o lo que sean) que si todos fuéramos como ellos, todavía estaríamos en la Edad de Piedra, y ellos mismos no vivirían en una casa cómoda, ni tendrían coche, ni tele, ni libros (bueno, eso quizá no lo echarían de menos) ni los médicos curarían sus enfermedades?
¿Qué tal rebuznarán?
Miguel Ángel Pérez Oca.
jueves, 29 de agosto de 2013
¡YA HE VUELTO!
Ya estoy aquí otra vez. Ya he vuelto de mis vacaciones de Agosto en la Playa de San Juan, donde no tenía Internet. He estado felizmente aislado del mundo y me he dedicado a repasar y corregir mi próximo libro del que ya os hablaré. De momento os pongo lo último que he escrito para la Tertulia de la Bodega Adolfo.
El tema era "el Amor de Verano" y todavía se nota la impresión que me causó el mes asado la visita que hice al campo de exterminio de Auschwitz.
EL VERANO PASADO ME INVENTÉ TU NOMBRE.
Ayer
te vi. Estabais lejos, a más de cien metros de nuestras alambradas y, sin embargo,
tu figura delgada y elegante destacaba entre todas las prisioneras. Ni siquiera
tu cráneo rapado te ha hecho perder la enorme dignidad que transmite tu paso firme
y elástico, tu rostro alzado al viento, el movimiento armónico de tus brazos al
andar.
Y
pensar que ni siquiera me conoces, que no eres consciente de que en este campo
diabólico hay un hombre que sueña contigo y se interesa constantemente por tu
suerte. Desde que bajamos del vagón solo te he visto, o mejor adivinado en la
lejanía, cinco veces. Y ayer te vi de nuevo; marchabas en la segunda fila de la
formación, camino del trabajo agotador, flotando por encima de la crueldad de
nuestros verdugos, despertando ese respeto que nace a tu alrededor y que hace
que ni siquiera los capos y las matronas se atrevan a levantarte la voz. Te vi
y mi corazón se agitó. ¡Aún estás viva!
Recuerdo
nuestro viaje interminable en el vagón de ganado atestado de sufrimiento. Los
lamentos, los estertores, eran constantes bajo aquel olor repugnante. Y sin
embargo, tú permanecías en el rincón con la cabeza alta y tu sedosa cabellera
agitándose al viento que entraba por el ventanuco enrejado. Fue entonces cuando
me enamoré de ti y me inventé tu nombre… Te llamé Esperanza y creo que así te
llamas, o deberías llamarte.
Dos
días estuvimos cruzando nuestras miradas desde las esquinas opuestas del vagón
repleto de gente humillada y moribunda. Nunca cambiamos una sola palabra y, sin
embargo, conozco tu voz, o me la he inventado también; porque no podría ser
otra.
Cuando
llegamos, aquel doctor de dientes separados y mirada torva ordenó que nos dividiésemos
en dos grupos, uno de hombres y otro de mujeres. Después nos fue escrutando uno
a uno, hasta acabar separando de las personas de apariencia sana otra patética formación,
la más numerosa, de niños, ancianos, embarazadas y enfermos a los que el médico
declaró en voz alta que no eran aptos para el trabajo. Se los llevaron a darles
una ducha y nunca más los volvimos a ver. Se dice que los condujeron
directamente a las cámaras de gas, donde los asfixiaron sin clemencia. Y nuestras
dos agrupaciones de personas aptas fueron conducidas a distintos campos,
separados por unos cientos de metros. Nos cortaron el pelo, nos vistieron a
rayas y desde el primer día nos hicieron trabajar hasta la extenuación, sin
apenas nada que comer.
Si
me vieras no me reconocerías… Bueno, la realidad es que nunca me has conocido. Soy
un esqueleto al que le faltan varios dientes, y dos cicatrices horrorosas
cruzan mi rostro. He recibido crueles castigos y palizas de los capos, pero he
sobrevivido, y he sobrevivido por ti; porque espero que todo esto termine
cuando unos tanques rusos o americanos crucen esa odiosa puerta, en cuyo dintel
hay un letrero que dice que el trabajo nos hará libres. En estas noches de
otoño, más allá de las llanuras lejanas, se oyen remotos estampidos; vienen del
Este y son el eco de las cada vez más próximas batallas que acabarán dándonos
la libertad. Por eso tienes que sobrevivir, por eso yo sobrevivo para verte
libre y poder expresarte mi amor. En mi barracón soy el único superviviente de
los que llegaron conmigo, y a ti debe ocurrirte lo mismo, ¿verdad? Sigues siendo
una dama elegante y hermosa dentro de tu uniforme andrajoso. Porque eres un ser
excepcional, de esos que irradian dignidad y mueven al respeto.
Mi
querida Esperanza, mi amor de estos meses espantosos. Ya es otoño en Auschwitz
y aún estamos vivos. Este invierno seremos liberados, ya lo verás.
Ayer
te vi marchando con tus compañeras. Sobresalías sobre todas ellas, tan
encorvadas y vencidas, con la cadencia elegante de tus pasos indomables, con
ese rostro que adiviné sereno bajo el cráneo rapado y quizá tan sarnoso como el
mío…
Vivo
por ti, sobrevivo para ti, mi amor del verano.
Miguel Ángel Pérez Oca.
lunes, 29 de julio de 2013
AUSCHWITZ ME PRODUJO RONCHAS.
RASCÁNDOME LAS RONCHAS EN AUSCHWITZ.
No sé si fue
alergia o repugnancia o miedo a los más recónditos impulsos del ser humano. No
lo sé, pero lo cierto es que en Auschwitz me salieron ronchas. Ahí os dejo una
parte del escrito que esta noche leo en la Tertulia de la Bodega Adolfo :
En principio tuve la tentación de no seguir
a mis compañeros de excursión en la visita al famoso campo de exterminio de
Auschwitz. Dos señoras mayores, que nos acompañaban, sintieron arcadas y
optaron por esperarnos en la cafetería después de ver la famosa entrada en cuyo
dintel la desfachatez nazi había escrito “Arbeit macht frei” (El trabajo hace
libre). Yo acabé entrando y, pese a las molestias que me ocasionó, no me
arrepiento. Porque, con la ayuda de una excelente guía local, pude reflexionar
sobre algunas cosas sumamente importantes: Comprendí que aquello no fue la
locura improvisada de ningún Calígula del siglo XX; aquello, a pesar de su
monstruosa irracionalidad, era una elaboradísima y planificada industria
dedicada a la aniquilación sistemática de millones de judíos y otros ciudadanos
de razas no arias, con una óptima y productiva explotación comercial. Para
hacer funcionar aquellos complejos de muerte hicieron falta multitud de
arquitectos, ingenieros, médicos, psicólogos, economistas y demás seres
supuestamente inteligentes. Y está claro que una empresa así no podía pasar
desapercibida para la población. Había demasiados miles de implicados en un
crimen que convertía al pueblo alemán, o al menos a grandes sectores de él, en
cómplice y encubridor. Los intereses económicos del holocausto también quedaban
patentes en la exposición que se nos hizo de montañas de cabello humano, gafas
y cacharros de todo tipo. El fabricante de los hornos crematorios debía
percibir sustanciosos beneficios de su actividad, así como el proveedor del gas
letal Zyklon B. El industrial que fabricaba moqueta con cabello humano también tuvo
que llevarse sus buenas ganancias, y el que reciclaba todos los cacharros metálicos
(ollas, orinales, palanganas, vasijas…). Lo más terrible, si es cierto lo que
nos contó la guía, es que prestigiosas empresas farmacéuticas financiaban los
terribles experimentos que el doctor Mengele realizaba con parejas de niños
gemelos y otros desgraciados prisioneros científicamente torturados.
En general, los niños
eran gaseados en cuanto llegaban a Auschwitz, ya que no servían para el
trabajo. Se les engañaba, junto a los ancianos, embarazadas y enfermos, diciéndoles
que iban a tomar una ducha. Y se les fumigaba en cámaras herméticas con el gas
que tardaba 20 minutos en matarlos. La fotografía más espantosa que he visto en
mi vida es la de un grupo de niños sonrientes que caminan, confiados y alegres,
hacia las pretendidas duchas. Fue ante esta foto cuando comencé a rascarme las
ronchas.
Lo cierto es
que siempre he padecido picores ante la gente disciplinada, obediente e incondicional,
convencida de tener toda la razón de su lado, o sea del lado del “líder
carismático” al que han entregado su lealtad.
Debo padecer
alguna clase de alergia a la irracionalidad.
Miguel Ángel Pérez Oca.
miércoles, 17 de julio de 2013
¡ESTUVE EN FROMBORK!
En lo alto de la torre de Frombork
Auschwitz. Fotografía de niños camino de la cámara de gas.
Perspectiva del Mercado Largo de Gdansk.
Frombork. Suni ante la tumba de Copérnico.
Con lo fácil que era. Después de varios años esperando que los incompetentes agentes de viajes polacos me resolvieran el medio de llegar a Frombork, fuera de los circuitos comerciales, resultó que bastaba con decirle (en inglés) a la chica de la recepción del hotel que quería ir a Frombork y que si podía averiguar lo que me iba a costar que un taxista me llevase allí (a unos 100 km. de Gdansk), me esperase dos horas y me trajese de vuelta. La chica hizo una llamada y a los 5 minutos tenía la respuesta: El taxista pedía 500 slotis, o sea... 125 euros. Y ya está. Suni y yo nos fuimos con un amable taxista que había trabajado en Venezuela y hablaba un poco de español y otro poco de inglés y después de un largo recorrido por una disparatada autopista con semáforos y límite de velocidad de 70 km/h. que nadie respeta, y tras atravesar carreteras endiabladas con baches enormes, en medio de bosques y praderas increíbles, nos plantamos en el "último rincón del mundo", que ya lo definía así el bueno de Copérnico. La colina amurallada con la catedral gótica de ladrillo rojo es mucho más impresionante al natural que vista en las ilustraciones de los libros y revistas. Al ponerme delante de la tumba del hombre que revolucionó la ciencia y puso a la Tierra en su sitio, no pude evitar que unas furtivas lágrimas recorrieran mis mejillas y empaparan mis barbas de viejo astrónomo. El museo, con sus instrumentos y sus libros originales, es maravilloso. Y la subida a la torre, con no sé cuántos cientos de escalones, cansada pero gratificante. El panorama desde allí es espléndido, verde frondoso, con la laguna del Vístula y las casitas diseminadas entre los prados y los bosques, deben conformar el mismo paisaje que veía el maestro cuando se subía allá arriba y observaba los planetas con su tríquetrum...
Bueno, pues ya había conseguido mi propósito.
Polonia es un país fascinante. Vale la pena pasearse por Krakovia, con su gigantesco castillo del Wawel y su gran plaza de Rienek Glowni y su Mercado de los Paños. Wroklaw, Poznan, la misma Varsovia; pero, sobre todas las ciudades, me quedé enamorado de Gdansk, con su perspectiva del Mercado Largo y su inigualable ambiente de cultura veraniega y fresquita y su enorme grúa medieval a la orilla del canal. Torún, donde podemos visitar la casa natal de Copérnico. Los paisajes tan verdes, las iglesias y las construcciones civiles renacentistas con sus pináculos de bronce increíbles... No debéis perderos Polonia.
Cierto que sus infraestrcturas dejan mucho que desear. Polonia se está desarrollando y el sentido de iniciativa de sus habitantes también. Las carreteras y los aeropuertos se les han quedado pequeños.
Y hay que visitar el campo de concentración de Auschwitz para ver lo bárbaro que puede llegar a ser un pueblo supuestamente culto, como el alemán. En toda la eternidad saldarán los teutones la deuda que contrajeron con el resto de Europa... Y ahora se empeñan en que les paguemos lo que les debemos a sus espabilados banqueros. Lo que pasa es que en esta Europa adocenada faltan políticos con en par de... narices, que se atrevan a decirle a la "füreresa" Merkel que primero son las personas y después los bancos, y que cuando ellos hayan pagado la deuda que contrajo aquel mamarracho de führer que, no nos engañemos, votó el pueblo alemán por una gran mayoría, ya podremos hablar de economía. Y que ningún europeo debe volver a pasar hambre por culpa de los prepotentes dirigentes alemanes, ¿estamos?
Polonia nos puede enseñar muchas cosas. Ya iremos hablando de ello.
Por hoy vale.
Miguel Ángel Pérez Oca.
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