miércoles, 17 de julio de 2013

¡ESTUVE EN FROMBORK!















En lo alto de la torre de Frombork













Auschwitz. Fotografía de niños camino de la cámara de gas.
Perspectiva del Mercado Largo de Gdansk. 

Frombork. Suni ante la tumba de Copérnico.

Con lo fácil que era. Después de varios años esperando que los incompetentes agentes de viajes polacos me resolvieran el medio de llegar a Frombork, fuera de los circuitos comerciales, resultó que bastaba con decirle (en inglés) a la chica de la recepción del hotel que quería ir a Frombork y que si podía averiguar lo que me iba a costar que un taxista me llevase allí (a unos 100 km. de Gdansk), me esperase dos horas y me trajese de vuelta. La chica hizo una llamada y a los 5 minutos tenía la respuesta: El taxista pedía 500 slotis, o sea... 125 euros. Y ya está. Suni y yo nos fuimos con un amable taxista que había trabajado en Venezuela y hablaba un poco de español y otro poco de inglés y después de un largo recorrido por una disparatada autopista con semáforos y límite de velocidad de 70 km/h. que nadie respeta, y tras atravesar carreteras endiabladas con baches enormes, en medio de bosques y praderas increíbles, nos plantamos en el "último rincón del mundo", que ya lo definía así el bueno de Copérnico. La colina amurallada con la catedral gótica de ladrillo rojo es mucho más impresionante al natural que vista en las ilustraciones de los libros y revistas. Al ponerme delante de la tumba del hombre que revolucionó la ciencia y puso a la Tierra en su sitio, no pude evitar que unas furtivas lágrimas recorrieran mis mejillas y empaparan mis barbas de viejo astrónomo. El museo, con sus instrumentos y sus libros originales, es maravilloso. Y la subida a la torre, con no sé cuántos cientos de escalones, cansada pero gratificante. El panorama desde allí es espléndido, verde frondoso, con la laguna del Vístula y las casitas diseminadas entre los prados y los bosques, deben conformar el mismo paisaje que veía el maestro cuando se subía allá arriba y observaba los planetas con su tríquetrum...
Bueno, pues ya había conseguido mi propósito.

Polonia es un país fascinante. Vale la pena pasearse por Krakovia, con su gigantesco castillo del Wawel y su gran plaza de Rienek Glowni y su Mercado de los Paños. Wroklaw, Poznan, la misma Varsovia; pero, sobre todas las ciudades, me quedé enamorado de Gdansk, con su perspectiva del Mercado Largo y su inigualable ambiente de cultura veraniega y fresquita y su enorme grúa medieval a la orilla del canal. Torún, donde podemos visitar la casa natal de Copérnico. Los paisajes tan verdes, las iglesias y las construcciones civiles renacentistas con sus pináculos de bronce increíbles... No debéis perderos Polonia.

Cierto que sus infraestrcturas dejan mucho que desear. Polonia se está desarrollando y el sentido de iniciativa de sus habitantes también. Las carreteras y los aeropuertos se les han quedado pequeños.
Y hay que visitar el campo de concentración de Auschwitz para ver lo bárbaro que puede llegar a ser un pueblo supuestamente culto, como el alemán. En toda la eternidad saldarán los teutones la deuda que contrajeron con el resto de Europa... Y ahora se empeñan en que les paguemos lo que les debemos a sus espabilados banqueros. Lo que pasa es que en esta Europa adocenada faltan políticos con en par de... narices, que se atrevan a decirle a la "füreresa" Merkel que primero son las personas y después los bancos, y que cuando ellos hayan pagado la deuda que contrajo aquel mamarracho de führer que, no nos engañemos, votó el pueblo alemán por una gran mayoría, ya podremos hablar de economía. Y que ningún europeo debe volver a pasar hambre por culpa de los prepotentes dirigentes alemanes, ¿estamos?
Polonia nos puede enseñar muchas cosas. Ya iremos hablando de ello.
Por hoy vale.
Miguel Ángel Pérez Oca.

2 comentarios:

Tony dijo...

Me alegro mucho que hayas disfrutado, salvo pequeñas aventuras que habeis pasado, pero al final del viaje lo que cuentan son las emociones y sentimientos del viaje. Natalia y yo si hemos tenido en algún viaje algo inesperado no le damos importancia y al final nos quedamos con lo bueno , lo demás son sólo anécdotas. Bienvenidos...un abrazo Tony

eusebio Pérez Oca dijo...

¡¡Por fin!!. Ahora a disfrutar de tus narraciones sobre tan maravillosa aventura.

Eusebiet