sábado, 23 de noviembre de 2013

SE NOS HA MUERTO ENRIQUE CERDÁN TATO.



Me acaban de decir que se ha muerto Enrique, nuestro Enrique, el patriarca de las letras alicantinas, el hombre de la voz apasionada y potente que siempre ponía el dedo en la llaga, que siempre fue la voz de la Izquierda en esta ciudad. Enrique...
Hace muchos años, a finales de los 50, yo estudiaba en la Escuela de Comercio, donde hoy está la Sede Universitaria. Nuestro catedrático de Lengua y Literatura era don Vicente Ramos, que tenía un profesor auxiliar, Enrique Cerdán Tato, que era quien habitualmente nos daba la clase, un hombre joven, de unos 30 años, muy delgado y con un gran bigote negro bajo la nariz afilada. Él nos desveló las maravillas de la Literatura Española, y él nos habló por primera vez del poeta Miguel Hernández.
Años después, mi hermano Eusebio vivió una tragedia montañera en Sierra Nevada, donde murieron congelados tres muchachos de la OJE (organización juvenil del Movimiento), mientras mi hermano y sus compañeros lograban rescatar al único superviviente. Le contaron su aventura a un periodista que fue el único que se atrevió a publicar la noticia de manera veraz. Dirigía un efímero periódico llamado Primera Página y se llamaba Enrique Cerdán Tato. Después ambos, periodista y entrevistados, recibieron amenazas de la policía franquista por haber dicho que los jóvenes falangistas iban mal equipados, y que eso les causó la muerte. El periódico sería cerrado poco después.
Muchos años más tarde, cuando publiqué mi primera novela, "Giordano Bruno, el loco de las estrellas", le llevé el primer ejemplar a mi querido profesor de literatura, que me acogió amablemente en su casa.
Nos volvimos a ver muchas veces, en manifestaciones, en el homenaje que todos los años dedicaba la Comisión Cívica para la recuperación de la Memoria Histórica a los 300 muertos del bombardeo del Mercado. Y su verbo fuerte y convincente fue uno de los más importantes acicates que me llevaron a escribir mi libro "25 de Mayo, la tragedia olvidada".
El Alcalde Alperi quiso arrebatarle el título de Cronista Oficial de Alicante, y yo lo defendí en la prensa, como no podía ser menos. Enrique era, es, una institución alicantina, y es ya historia, y la historia no se concede ni se quita. Faltaría más.
Este año, precisamente cuando al fin se puso el memorial a las víctimas del bombardeo en la Plaza del 25 de Mayo, todos lo echamos de menos: Ya no salía de casa. "Está muy mal", me comentó alguien y, la verdad, sin Enrique la conmemoración ya no era la misma, a pesar del memorial.
Y hace un rato me dicen que se nos ha muerto.
Mi viejo profesor de Literatura, el Cronista Oficial de Alicante, el escritor inmortal.
No te olvidaremos, Enrique. No te olvidaremos.

Miguel Ángel Pérez Oca. 

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