sábado, 3 de noviembre de 2012

LAS DOS MUERTES DE MIGUEL HERNÁNDEZ.




El próximo martes, día 6 de noviembre de 2012, a las 19,30 horas, en el Casino de Orihuela, la Fundación Miguel Hernández entregará el Premio Internacional de Periodismo que otorga dicha entidad a los investigadores Miguel Ángel Nepomuceno y Santos Escarabajal, el cual, por residir en México, lo hará por persona delegada. Estos dos leoneses han realizado un interesantísimo estudio histórico de los últimos años de la vida del poeta, principalmente el tiempo transcurrido en la cárcel de Alicante, hasta su muerte el 28 de marzo de 1942. Dicho trabajo, reflejado en una serie de artículos aparecidos en el diario La Crónica de León, desenmascara a unos cuantos impostores que durante años se han atribuido un protagonismo que no merecían y que incluso en algún caso era imposible, por no hallarse en la prisión alicantina en la fecha del fallecimiento de Miguel; asimismo desvelan episodios desconocidos hasta la fecha, o mejor ocultados por quienes querían ser sus “biógrafos oficiales”, sacando de las sombras a algunos compañeros que fueron los verdaderos amigos del poeta en sus últimos días.
            Es falsa la versión dada por alguno de estos presuntos protagonistas, en la que se nos pinta el entierro de Miguel Hernández con una pompa imposible. Es mentira que el féretro fuera llevado a hombros por los compañeros, mientras una presunta banda de música, que nunca existió, tocaba la Marcha Fúnebre de Chopin. Ni la dirección del centro lo hubiera consentido, ni los presos estaban por la labor. El féretro fue sacado por una puerta lateral hasta el vehículo que debía transportarlo al cementerio y aparte de unos cuantos familiares, solo lo acompañaron sus amigos Ricardo Fuente y Miguel Abad, recientemente excarcelados. En aquellos tiempos oscuros eran muchos los que morían a diario de tuberculosis en las cárceles de España, y la mayoría de los presos no sabía quién era Miguel o, todo lo más, pensaban de él que era “un chico de Orihuela, pastor de cabras, que hacía unos versos muy bonitos”. Incluso mi padre, Miguel Pérez, compañero de prisión de Miguel en Ocaña y Alicante y primo político de su amigo Eusebio Oca, se murió en 1968 sin tener plena conciencia de que había compartido penurias con el más grande poeta español de todos los tiempos. El círculo de amigos del poeta oriolano estaba formado por un pequeño grupo de intelectuales, como el músico José Juan, los pintores Melchor Aracil, Ricardo Fuente, Miguel Abad, Vicente Olcina y el poeta José María Lobregad, así como el maestro y dibujante Eusebio Oca Pérez, primo de mi madre. Según confirman Nepomuceno y Escarabajal, fue mi tío Eusebio Oca quien realizó los dos retratos de Miguel muerto, y no José Ramón Clemente Torregrosa, como afirmaba el “protagonista” Ramón Pérez Álvarez. El tal Torregrosa ni siquiera estaba en la cárcel en esas fechas. Así que se ha hecho justicia a un hombre modesto y silencioso que no solo realizó estos retratos, sino que también ilustró y puso su caligrafía a los famosos “Dos cuentos para Manolito”, recientemente editados. En su casa de Gerona, mi primo Julio Oca, hijo de Eusebio, guarda los textos originales de estos dos cuentos y otros dos inéditos, escritos por Miguel en un cuadernillo de papel higiénico y que, sin duda, fue lo último que escribió el poeta en su vida.
Uno de los dos dibujos de Miguel muerto realizados por Eusebio Oca.

            Ha sido muy importante esclarecer la biografía de Miguel Hernández en sus últimos días y desenmascarar a los que quisieron aprovecharse de su posterior fama para atribuirse un protagonismo que no tuvieron realmente y que durante años ha confundido a los historiadores. Nepomuceno y Escarabajal han realizado su trabajo apoyándose en documentos contrastables y no en discutibles testimonios. Así es como deben trabajar los buenos investigadores. Enhorabuena. Se ha hecho justicia.
Miguel Ángel Pérez Oca.

FE DE ERRATAS.-  Como bien me corrige mi hermano Eusebio en un comentario publicado a continuación, el presunto "dibujante" de los dos retratos no era Clemente Torregrosa, sino Torregrosa Juan, que en la fecha del fallecimiento ya estaba en libertad. Este nombre había sido impuesto por el "protagonista" Ramón Pérez Álvarez a Guerrero Zamora, primer biógrafo de Miguel Hernández, iniciando una confusión que había perdurado hasta ahora y que Nepomuceno y Escarabajal han aclarado, haciendo justicia a nuestro tío Eusebio Oca Pérez.

3 comentarios:

Eusebio Pérez oca dijo...

Querido tete, un problema, no era Clemente Torregrosa, si no Torregrosa Juan, primo hermano de José Juan, el músico . Torregrosa Juan era cuñado de Aunoz, ministro de ?justicia? de Franco. Y Estaba libre desde el mes de mayo de 1940. Por contra Clemente Torregrosa estuvo seis meses en el hospital provincial por problemas pulmonares de índole menor. Eso demuestra la mala fe del obispo Almarcha, vérdugo del pobre Miguel. Eusebio Pérez Oca.

Miguel Ángel Pérez Oca dijo...

Acepto la corrección de mi error, fruto de la lectura quizá apresurada de un artículo-entrevista a Miguel Ángel Nepomuceno aparecida en el diario La Crónica de León.El caso es que hubo un Torregrosa que no estaba en la cárcel cuando murió Miguel Hernández y que, según el "testigo" Ramón Pérez Álvarez, fue quien le hizo los retratos, en lugar de quien los hizo realmente, que fue nuestro tío Eusebio Oca Pérez.
Gracias a Nepomuceno y Escarabajal, este asunto y otros muchos han quedado claros para la Historia.
De acuerdo también en lo de Almarcha y su "buena fe".
MAPérezOca.

Eusebio Pérez Oca dijo...

Es que resulta que el entorno de Miguel Hernandez está plagado de casualidades. Como te he escrito Torregrosa Juan abogado y cuñado de ministro facha era primo hermano de Jose Juan el músico de las "Nanas para Juliete". Luego tenemos a Clemente Torregrosa que tambien hace unas declaraciones incorrectas. Se dice compañero de celda de Miguel Hernandez cuando este llaga a Alicante a finales de junio de 1941. Pues tambien miente. Miguel pasa una veintena larga de días incomunicado, como era costumbre y solo recibe la visita de su hermano Vicente. Tengo copia de los documentos en que Clemente Torregrosa esta en el Hospital Provincial con un daño pulmonar que le retiene en este desde marzo del 41 hasta septiembre del mismo año en que es devuelto a la carcel. Este dato lleva implicita la maldad, el crimen premeditado de Almarcha y sus palanganeros contra Miguel. Miguel podria haber salido al hospital Provincial a tiempo en cualquier momento. Pero hubo un boicot intencionado. "Nosotros no conseguiremos de tin lo que queremos, pero tu tampoco la que quieres". Desde ese momento se le prohibieron las entradas de familia no "legal". Es decir, su esposa e hijo. Fue entonces cuando la tia Isabelita entró con Manuel Mitguel en lugar de Juliete. No sé si una o más veces. A Miguel se le declaró un tifus. Mentira. Fue un grave problema intestinal, quizas como reacción a la rabia del maltrasto psicológico de Almarcha, Vendrell y Dimas. El tratamiento contra el tifus fue más perjudicial para Miguel y el no sacarlo ni en esas circunstancias aceleró el problema que arrastraba desde 1938. Lee el artículo "Miguel hernandez visto por un hipocondriaco". En Alicante Vivo.
Eusebiet.