viernes, 1 de abril de 2011

EL SECARRAL DEL STANBROOK, UNA BURLA A LA MEMORIA HISTÓRICA.




Como se dice que una imagen vale más que mil palabras, he esperado a tener unas cuantas fotos del lugar para, apoyándome en ellas, opinar sobre este desagradable asunto.

Por primera vez desde hace años, nuestra Alcaldesa ha accedido a conceder “graciosamente” la solicitud hecha por la Comisión Cívica de la Memoria Histórica de que el heroico buque británico Stanbrook, que al mando del capitán Archibald Dickson salvó a casi 3000 refugiados republicanos del puerto de Alicante de la cárcel o el pelotón de fusilamiento, tuviera una calle en nuestra ciudad. La gesta de Dickson y el Stanbrook es una de las historias más bellas de nuestra triste Guerra Civil y fue un acto de extrema filantropía por parte de unos hombres que se jugaron la vida por compasión hacia unas personas vencidas y desesperadas; una gesta que si esto fuera Estados Unidos ya habría dado tema para una gran película del estilo de la Lista de Schindler. Pero estamos en España y todavía mandan por aquí gentes con resabios del nacional-catolicismo que sustentó a aquella dictadura repelente que nos atenazó durante 40 años de Edad Media, en un viaje en el tiempo que todavía nos produce pesadillas a quienes la vivimos.

Pues bien, el otro día, la señora Castedo inauguró la “calle del buque Stanbrook” en Alicante, concretamente en el entrañable Barrio Obrero. En las fotos de prensa aparecía – ¿cómo no? – la edil junto a algún miembro de la Comisión Cívica aplaudiendo el acto. Pues, muy bien. Este gesto de reconciliación, me dije, es una puerta abierta a la erección de los monumentos pendientes al Campo de los Almendros, a los últimos republicanos del puerto y a las víctimas del bombardeo del 25 de mayo de 1938. Alicante, al fin, está en camino de recuperar su memoria.

He ido a ver la supuesta calle y se me ha caído el alma a los pies. Al final de la calle María Auxiliadora hay un descampado, un secarral pedregoso donde aparcan los coches que no encuentran sitio en el barrio, delimitado por las tapias traseras de las últimas casas, un colegio al otro lado del Camino de la Cruz de Piedra y la tapia trasera de una gasolinera. No es una calle, es un secarral. Se ha dicho que la calle se prolongará hasta la Avenida de León de Nicaragua y que en ese tramo hay un solar donde se van a construir 5 bungalows. Habrá que ver si es verdad que la calle llega a ese tramo donde no se ha colocado ninguna placa y si, al final, con la crisis de la construcción, se llegarán a construir los bungalows. Habrá que verlo, pero hoy por hoy lo que tiene el glorioso Stanbrook es un secarral, no una calle. Yo me pregunto qué aplaudían los que tacharon la placa de Alperi en la Plaza del Mercado de insuficiente (con toda la razón), y criticaron la denominación de “Plaza del 25 de Mayo” porque no decía de qué año (sin ninguna razón, creo yo), que han preferido que no se ponga el monumento de Elena Albajar antes que consentir que se quite de su leyenda la palabra “fascistas”, que no le gusta a la Castedo (¿por qué le pica?), que no han consentido en aceptar piedras blancas en el memorial del Campo de los Almendros en lugar de rojas, amarillas y moradas ( y hacen muy bien), que no han conseguido poner la escultura de Sempere a los últimos republicanos por disentir con la alcaldesa en el texto (eso dice ella), y después de tanta energía y tan santa intransigencia, van y aplauden el secarral del Stanbrook.

No voy a dar nombres y apellidos, ni siglas, que cada cual se aplique el cuento si es que más de medio siglo viviendo en este planeta le ha servido para aprender algo. Solo diré que estoy harto de sectarismos y banderías, estoy harto de que si algo lo hace mi grupo está bien pero cualquier cosa que hagan los otros es deleznable. Porque solo si los alicantinos somos capaces de poner nuestro amor a Alicante, su memoria y su historia por encima de los grupitos y los colores, podremos hacer de nuestra ciudad lo que nuestra ciudad se merece.

A mí, particularmente, lo del Stanbrook me parece una vergüenza y una actitud mezquina por parte de la Alcaldesa, e ingenua por parte de quienes se han dejado engatusar por sus innegables poderes hipnóticos, de los que no tengo la menor duda. Yo, ¿qué quieren que les diga? Esto me recuerda la maravillosa película “Los santos inocentes” y me veo como un pordiosero recibiendo una limosna del señorito (en este caso señorita) que me ofende y me humilla. En una ciudad que dedica una plaza a “La Tuna” y que tiene un abundante callejero fascista que rectificar, en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica, dedicar un secarral al Stanbrook me parece que delata la ideología y las oscuras intenciones de la persona responsable de tamaña burla.

Que cada cual, en la soledad de su conciencia, saque las conclusiones correspondientes.

Miguel Ángel Pérez Oca.

4 comentarios:

epoca dijo...

TOTALMENTE CONTIGO. ESO ES HABLAR CLARO.

EUSEBIO PÉREZ OCA

Anónimo dijo...

La hipocresía humana es infinita, Las grandes gestas de la humanidad son las que salvan vidas, no las que las quitan....y así se paga un heroísmo real...con un descampao

Anónimo dijo...

Joer Miguel vaya avinguda y aun te quejas, se parece al general que nos endosaron el sábado.
Pepe

Anónimo dijo...

Joer Miguel, menuda avinguda y aun te quejas. . . , se parece al general que nos endosaron el otro día