Los días primero de cada mes, en la sucursal bancaria donde tengo mi cuenta, se forma una interminable cola de viejecitos y viejecitas que acuden a retirar su magra pensión. Son gente de antes y quieren ver su dinerito y contarlo y guardárselo en casa para ir tirando durante el resto del mes. No les gustan los cajeros automáticos ni las tarjetas de crédito y prefieren calcular los precios en pesetas y pagar y cobrar en contante y sonante.
El señor Paco es uno de ellos. Tiene ya 90 años, y le falta una pierna a causa de la diabetes, habla más que escucha, entre otras cosas porque está bastante sordo, y se desplaza todas las mañanas de buen tiempo en busca de sol sobre una silla de ruedas que empuja una señora ecuatoriana con los papeles en regla, eso sí, que el señor Paco es muy legal para todo. Hace ya tres años que tiene solicitada una ayuda conforme a la Ley de Dependencia y aún no le han contestado; así que entre el sueldo de su asistenta y los gastos de la casa, la pensión siempre se le queda corta y los dineros que durante toda su larga vida estuvieron ahorrando él y su difunta esposa con tantos trabajos y sudores, va menguando mes tras mes en su cuenta bancaria, en una desesperante carrera entre la extinción del dinero disponible y la extinción del señor Paco. El final, inevitablemente trágico, es solo cuestión de tiempo.
-En Valencia prefieren ver carreras de coches y regatas y que venga el Papa a darles bendiciones antes que ocuparse de los viejos. Como los de PP son tan católicos, con confesarse y comulgar lo tienen todo arreglado y no les remuerde la conciencia... - suele decir en voz alta, no sé si a causa de su sordera o para que le oigan todos.
El otro día, después de entregar su libreta de ahorros en la ventanilla, y cobrar su pensión, sacó del bolsillo de la chaqueta una carta oficial del Ministerio de Trabajo y se colocó las gafas para cotejarla con las anotaciones de su cuenta.
-¿Ves, Dorita - le decía a su asistenta - ? Nos han engañado. Me han pagado lo que dice la carta.
Y se volvió hacia la empleada de la ventanilla.
-Alguien me tiene que explicar esta tomadura de pelo.
Y ante la cara de estupor de la bancaria, que tenía ante sí una interminable cola de ancianos iracundos, me ofrecí a asesorar al bueno del señor Paco.
-¿Ve, usted?, en esta carta dice que me han subido la pensión un uno por ciento.
Y me enseñó el impreso.
"Importe mensual en 2009 .- 1013,50 €"
"Revalorización 2010 (1%).- 10,14 €"
"Importe mensual 2010.- 1023,64 €"
-Hasta aquí, todo bien, poco, pero bien, ¿verdad?, pero siga leyendo...
"Retención IRPF: Tipo 6,35%.- 65,00 €"
"Importe líquido mensual 2010.- 958,64 €"
-¿Vale?
-Sí, señor Paco, pero ¿a dónde quiere ir a parar?
-Pues, mire usted mi libreta, ¿qué me han pagado este mes?
-Le han pagado los 958,64 € que dice la carta.
-Ahora mire lo que cobraba yo el año pasado...
Y miré las hojas anteriores de la libreta. Cada mes, tras el epígrafe "Pensiones", se podía leer la cantidad de 981,17 €.
-¿Ve? este año cobro menos que el año pasado y me dicen que me han subido la pensión. Me están engañando...
-¿A usted solo? - le dijo otro anciano grueso, con gorra de pana -. A todos, a todos los viejos nos entán engañando estos del Gobierno - y esgrimía también otra carta del ministerio de marras.
-Porque, si no me equivoco, 981,17 menos 958,64 son...
Y yo me adelanté al cálculo mental.
-Son 22,53 €
-Y eso por 12 meses...
-No, por 12 meses no, por 14 pagas.
-Peor me lo pinta.
-Son 315,42 €
-O sea que me dicen que me han subido el 1% y me pagan 315,42 euros menos al año, que en pesetas serían...
Tuve que sacar bolígrafo y papel.
-Pues 315,42 por 166, exactamente 52.359,72 pesetas.
-¡Me roban cincuenta y dos mil pesetas y me dicen que me han subido la pensión! ¡Ladrones, ladrones!
Yo intenté calmarlo, explicándole que esas retenciones se le liquidarían cuando hiciera la Declaración de la Renta y, probablemente, le saldría a devolver.
-¿Cuando? ¿Ahora en mayo, cuando me manden el borrador?
-No, ahora en mayo es la declaración del año pasado, o sea de 2009. Será cuando haga la de este año, o sea en mayo del 2011, y si le sale a devolver, pues lo cobrará uno o dos meses después.
Y el señor Paco me miró de una forma que me hizo extremecer.
-Mire, usted, yo ya tengo 90 años. ¿Cree usted que me importa mucho lo que me puedan devolver dentro de año y medio? Si lo más seguro es que yo ya no esté para cobrarlo. ¡Yo quiero mi dinero ahora! Lo han dicho en esta carta y es mentira. Esta carta es una burla y un insulto... pero la próxima vez los va a votar su tía.
Y el resto de los abueletes asentía en medio de un clamor general. Hasta la empleada del banco movía la cabeza arriba y abajo, en apoyo del señor Paco. Y eso que en las últimas elecciones la había visto en el colegio electoral de interventora del PSOE.
-Y usted - le dijo el señor Paco a la joven bancaria - aplíquese el cuento, que la quieren jubilar a los 67 años. Como ven que la vida se ha alargado, no van a dejar que la sobra de tiempo la disfrutemos nosotros, cuando nos pueden explotar dos años más. Y no quedará ahí la cosa...
-Pues, eso que éstos son los socialistas- apuntó el de la gorra - que como ganen los otros, veremos lo que nos hacen a todos para arreglar lo de la crisis, lo de la crisis de ellos, claro.
-Pues, eso, que menos mal que para el 2012 yo ya no estaré - concluyó el señor Paco -, porque me iba a joder mucho tener que elegir entre Caperucita Roja y el Lobo.
Y todos echaron unas risas casacadas por la bronquitis y el tabaco.
Pero el señor Paco se puso muy serio.
-Yo estuve en la batalla del Ebro, ¿saben? y vi correr ríos de sangre, y morir a muchos compañeros gritando "Viva el Socialismo". Y lo que es peor, tuve que matar. En un combate cuerpo a cuerpo vino hacia mí un soldado de Franco con la bayoneta calada y yo le apunté entre los ojos, disparé y lo dejé frito. Se cayó de espaldas, mirándome, mientra la diñaba. Y esos ojos se me quedaron clavados en el alma. Y ahora, cuando cada noche me sientio más cerca de la muerte, esos ojos se hacen cada vez más grandes y más acusadores. Aquel hombre debía tener madre y quizá mujer e hijos, y yo lo había matado y me había manchado las manos de sangre para que triunfaran la Democracia y el Socialismo. Y ahora hay democracia y mandan los socialistas... y me roban cincuenta y dos mil pesetas.
Y dos lágrimas increiblemente gruesas corrieron por las mejillas del viejo.
-Y si ganan los otros aún será peor - concluyó, dándole la razón al de la gorra -. Porque si estos, que de rojos solo tienen la caperucita, se atreven a hacer cosas así, ¿qué harán esos lobos con traje de señorito que aún no me han pagado lo de la Ley de la Dependencia?
-Entonces, ¿a quien tenemos que votar? - preguntaba un anciano calvo que se apoyaba en una muleta ortopédica.
-Depende - contesto el señor Paco.
-¿Depende de qué?
-De que tengamos la absurda pretensión de que nuestro voto sirva para algo o nos conformamos con que sea solo un testimonio de que estamos hasta los cojones, con perdón de las señoras.
-Hombre, yo es que no quiero que mande el PP. Eso es aún peor que estas tonterías que hace el PSOE - arguyó el de la muleta - Yo creo que estos lo hacen mal, pero con buena intención, mientras que los otros lo harán peor y, además, con toda la mala leche de los señorones que se creen superiores a los trabajadores y los viejos.
- Pues vota a Izquierda Unida, que es de izquierdas de verdad, que ya sabemos que no va a tener una mayoría en el Parlamento para poder gobernar, pero que podrá cantarles las cuarenta a todos estos incompetentes y piratas que nos mandan... Qué pena que ya no se presente Labordeta, que los mandaba a la mierda... Pero, bueno, si no te apetece calentarte la cabeza, pero quieres dejar claro que estás harto, vota en blanco, o mejor a Elsa Pataky, que al menos está buena, y usted, señora, a Brad Pitt, no se me vaya a enfadar - cerró la conversación en un característico gesto de humor socarrón que todos le conocemos desde hace mucho tiempo y que es el que, sin duda, le ha ayudado a sobrevivir casi un siglo de injusticias y humillaciones en esta asquerosa sociedad capitalista.
Sin embargo, al marcharse, vi cómo se miraba las manos y se le humedecían los ojos.
-Me han robado cincuenta y dos mil pesetas... a mí, que maté por ellos.
Y yo me pregunto: Si la única alternativa "util" que tenemos es votar a Caperucita Roja o al Lobo, ¿creen ustedes que de verdad vivimos en una democracia?
Miguel Ángel Pérez Oca.
2 comentarios:
¡A LAS BARRICADAS!
Un buen amigo mío, especialista en la cuestión, opina que si el Gobierno ha subido las retenciones es porque no va a tardar en subir los impuestos: ¿Dónde estaba Izquierda Unida cuando salió el Decreto por el que subían las retenciones?
¿Dónde estaban también los sindicatos cuando el Gobierno aprobó la subida salarial para 2010 del 0,3 por ciento? (en otoño de 2009 se hablaba del uno por ciento, lo que nadie se preocupó en desmentir).
Para mí, no es una cuestión de qué partido gobierna, si no de naturaleza humana, que los partidos políticos no han arreglado, ni van a arreglar. Creo que habría que replantearse todo el sistema democrático para que funcionase sin partidos (al menos tal y cómo funcionan hoy por hoy), lo que, con internet, es posible, pues ya podemos votar todos directamente, sin necesidad de que estos sacamantecas nos representen (conviene recordar que los partidos nacen para eso, para representar a los ciudadanos, porque no cabemos todos en el parlamento, además de que alguien tendrá que trabajar mientras los demás deciden cómo ha de hacerse, en qué condicones y hasta qué edad, ¿no?). Ya se han hecho algunas pruebas en pueblos pequeños, en elecciones anteriores. ¿Por qué no se sigue trabajando en ello? ¿Por qué no se difunde más esa posibilidad? ¿Será porque a los partidos no les interesa?
Joaquín Botella
Me alñegro de verte de nuevo en forma, Joaquín. Creo que tienes toda la razón, Internet podría facilitar mucho las cosas, aunque a los profesionales de la política no les convenga; aunque habría que hacer esto poco a poco, vigilando los resultados, las posibles manipulaciones, el peligro de la ascensión al poder de ciertos demagogos de la informática. Yo qué sé. A lo mejor era peor el remedio que la enfermedad. pero podríamos empezar por algo mucho más sencillo y experimentado ya en muchos otros países: las listas abiertas y las candidaturas independientes en distritos pequeños con representación unipersonal. Ah, y referendums para todo lo importante, como en Suiza. Aunque ya ves que en suiza también son capaces de votar en contra de los alminares de las mezquitas y quedarse tan panchos. Qué difícil es esto de organizar al mono desnudo, ¿verdad? A lo mejor es que no tenemos arreglo.
Salud, hermano.
Miguel ángel Pérez Oca.
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