jueves, 18 de febrero de 2010

LAS VACAS SAGRADAS NO ME MOLAN


Que no, que las vacas sagradas no me molan, que odio a los pretendidos "líderes de opinión" y que odio ser políticamente correcto, ¿está claro? Pues eso, que a mi Marlon Brando siempre me pareció un actor mediocre y engreído; que nunca me ha gustado Picasso, ni siquiera en sus etapas rosas, azules y tal, con sus personajes inexpresivos; que Miró me parece repetitivo y Tapies innecesario. Que Camilo José de Cela, además de un prepotente, y salvados, relativamente, su "Familia de Pascual Duarte", su "Viaje a la Alcarria" y su "Colmena", me parece un escritor que no vale un Nobel, indiferente y egocentrista, incapaz de sufrir con sus personajes, incapaz en su arrogancia de sentir compasión o ternura por sus propias criaturas. Que Delibes sí se merecía el Nobel y no se lo dieron porque no estaba en la lista de los divinos. Que al lado de Sorolla la totalidad de los impresionistas francieses son un atajo de infelices; que la música concreta es una burla infecunda; que el arte abstracto solo se salva si demuestra tener mérito. Porque yo, y todos los seres humanos que conozco, van al circo o a una exposición para admirar el mérito de otras personas que hacen lo que los demás no somos capaces de hacer. Si yo fuera capaz de evolucionar en un trapecio a 20 metros de altura, ne nocesitaría ir al circo a verlo hacer a otros. Si yo fuera capaz de hacer lo que alguno de esos "creativos" que se autodenominan artistas, y lo somos la mayoría, si no nos lo impidiera una mínima decencia, no deberíamos molestarnos en ir a ver exposiciones de engendros y tomaduras de pelo. Hay gente que tiene un mérito enorme: Miguel Hernández, el poeta que hacía versos con sus vísceras, que sentía su alma en sus órganos internos, que le dolían los versos, es la antítesis de don Camilo. Dalí es un genio, mal visto por la izquierda por su aproximación al poder franquista y a los dólares americanos, pero, innegablemente, un genio. Quien ha visto las manos de Gala en el pequeño retrato del Museo de Figueras, que las compare con las de los personajes de los cuadros de Velazquez o de Goya o de Vicente López, y ya me dirá si tengo o no razón. Durante años, en los libros de Arte no aparecía Dalí, porque no se podía ser progresista y admirarlo. Pues yo soy rojo y lo admiro, aunque me repugne el personaje en sí ¿qué pasa? Prefiero Van Gogh a Gaugin, porque tras el primero adivino un sufrimiento creador de valores inefables. Prefiero la literatura de ciencia ficción, para mi el género literario más creativo del siglo XX y espero que del XXI, a los ladrillos de 500 páginas de rollos a lo fino que tanto se llevan; porque estoy convencido que no hay una sola historia que no se pueda contar en menos de 200 páginas, incluido el Quijote si lo despojamos de los cuentos e historias "colaterales" y de una segunda parte que no fue más que una respuesta reiterativa a un aprovechado. Confieso que estoy hasta el gorro de "Casablanca" y de aquel Bogart que hubiera sido incapaz de protagonizar una película de romanos. Me gusta Quevedo porque se ciscaba en todo, amo a Vicente Blasco Ibañez y a Gabriel Miró, al uno por sus historias, al otro por su sentido y refinado lenguaje, a los dos por su coherencia; y nunca soporté a Paco Umbral ni soporto a Pérez Reverte. ¿Qué le vamos a hacer?

Yo me proclamo libre, entera, absoluta y definitivamente LIBRE para opinar lo que me dé la gana sobre Arte y Literatura y a decir, siempre que me salga de las gónadas, que no me molan las vacas sagradas ni los genios oficiales ni los líderes indiscutibles.

No digamos nada si hablamos de política. Ahí soy iconoclasta hasta la médula. Me joden los líderes políticos y me avergüenza el culto a la personalidad.

Y el que no me quiera, que no me compre.

Que a gusto me he quedado y qué seguridad tengo de que a muchos les gustaría decir algo así si se atrevieran.

¡No seáis políticamente correctos, coño!

No sea que los carotas os engañen una vez más.

Hala.

Miguel Ángel Pérez Oca.

2 comentarios:

Héctor J. Oca dijo...

Clap clap clap clap...

Lamento decirte, eso sí, como seguidor de Pérez-Reverte (tócate los huevos y baila, yo anarquista libertario y leyendo a este señor, pensarás XDDD), que tanto tu forma de pensar como de escribir, son CLAVADAS a las de Arturín Reverte.

Y es por eso que me gusta, no tiene pelos en la lengua, se pasa por el forro a los políticos, desprecia la corrección política (tendrías que leer algunos artículos que le dedica lindezas a algunas feminazis/menestras) dice lo que siente, escribe como quiere, le critican, y sigue a su rollo como oyera llover, que esa es la actitud. Que ahora esté más acomodado y sea más light/abuelito cebolleta contando recuerdos, cierto, pero si lees sobretodo sus inicios como articulista...vive dios.

Y por cierto también me (nos)* gusta Quevedo por su manera de cagarse en lo más santo...y uno que te recomiendo, muy infravalorado, es Ramón Tosas "Ivá" y su Makinavaja/Puta Mili, tienen más miga filosófica y social de lo que pueda parecer en un principio, era GENIAL.

Abrazos, tio! ;)

*=me refiero a mi y a APR XDDDD

Miguel Ángel Pérez Oca dijo...

Bueno, perdono a Reverte por sus artículos salvajes, pero la Carta Esférica me pareció un mamotreto deslabazado, que empezaba muy lento, excesivamente permioso, como para que la novela tuviera el número de páginas contratado, para después terminar en un pis pas con un final increible por lo falso; porque mientras los buenos se van en un barco a londres, los malos pueden ir en avión y esperarlos en el puerto. me pareció una novela de consumo, hecha precipitadamente y resuelta muy mal.
Pero, en fin, cuando se cisca en todo, me gusta, como todo aquel que se cisca en todo.
Es la diferencia entre su actividad literia libre y la contratada por empresas consumistas que venden libros como podrían vender patatas.
Por otro lado, un rebelde como él no debería haber aceptado su puesto de Académico de la Lengua esa que limpia, fija y da esplendor. ¡Qué jolgorio si se hubiera cagado en el sillón de académico y los hubiera mandado a la mierda! Ese sería mi Reverte.
El Ivá y el Oscar siempre fueron unos filósofos geniales. los he seguido y me han hecho gozar como un enano... y hasta pensar. ¿O te crees que no leo todavía El Jueves?