martes, 23 de enero de 2018

OTRO VIEJO POEMA.


LO PERDIMOS TODO. 

Lo perdimos todo, absolutamente todo. 
Perdimos nuestros tesoros y nuestras posesiones. 
Perdimos nuestros proyectos y nuestros objetivos. 
Perdimos el orgullo y la complacencia. 
Perdimos nuestra autoridad y el respeto de los serviles. 
Perdimos la razón de nuestras razones. 
Perdimos normas y dogmas, responsabilidades y servidumbres. 
Perdimos todas las palabras que se escriben con mayúscula. 
Perdimos la fascinación por lo caro y lo raro. 
Lo perdimos todo, incluso nuestras debilidades. 
Y nos quedamos desnudos, como larvas trémulas. 

Entonces comprendimos que nuestra desnudez era lo único 
           que habíamos poseído siempre. 
Y cuando quisimos mirar a través de nuestra piel traslúcida, 
           vislumbramos un inmenso y enigmático espacio interior:
           todo un Cosmos de amor infinito, 
           con sus galaxias y estrellas. 
Y nos dimos cuenta, al fin, de que nunca habíamos sido tan libres 
           y, por lo tanto, tan ricos. 


                                                Miguel Ángel Pérez Oca

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