martes, 23 de enero de 2018

EL OCASO DE DULCINEA.



El tema para la Tertulia de ayer era "El ocaso de Dulcinea", y yo agarré el rábano por las hojas y escribí esto, que me parece más interesante que dedicar un relato a la pobre Aldonza Lorenzo. 

EL OCASO ANTES DEL ALBA.

            Imaginaos que un militar manco y aficionado a escribir novelas, llamado Miguel de Cervantes, está preso en Argel. Las condiciones de su prisión son inhumanas, aunque aquellos que estén dispuestos a abjurar del cristianismo y hacerse musulmanes, pueden alcanzar inmediatamente la libertad. El imán de la prisión quiere convencerlo de que se convierta en un renegado, pero él se niega y defiende su honor a toda costa. Ha enfermado de gravedad, su vida peligra, pero persiste en su actitud insobornable, más que por fe, por un empeño de dignidad. Su mal se agudiza, pero el imán le niega todo auxilio y don Miguel muere en la más triste de las condiciones… Su futura obra literaria permanecerá inédita. Nunca podremos haber leído el Quijote. Nunca la campesina Aldonza Lorenzo, vulgar moza de El Toboso, podrá ser doña Dulcinea, y así  tendrá su ocaso antes incluso de que le llegue el alba. Triste, triste. Nunca sabremos que la más grande obra literaria de todos los tiempos no ha llegado a escribirse nunca. Y sin embargo, no notaremos su falta… ¿O sí? ¿Habrá un vacío metafísico en nuestras conciencias de lector? ¿De alguna manera sospecharemos que un fanático nos ha robado un tesoro de valor incalculable?
            A mi lado, otro Miguel agoniza sin las debidas atenciones médicas. Es un humilde cabrero, pero también el mejor poeta de cuantos he leído. Él sí que ha enfermado realmente, y de tuberculosis nada menos, que a estas alturas de 1942, podría curarse con buenos cuidados y medicinas. Pero el sacerdote de esta prisión, padre Vendrell, de acuerdo con el consiliario Almarcha, ha decidido negarle toda ayuda mientras no reniegue de su comunismo y vuelva al redil católico, del que, según ellos, nunca debió apartarse.
No vivirá mucho tiempo. Quizá muera esta misma noche. Hace horas que no le oigo respirar. A su temprana edad ya es autor de una obra extraordinaria; su Elegía, su Niño Yuntero, sus Vientos del Pueblo son monumentos imperecederos, pero… es solo un joven de 32 años. ¿Qué versos encendidos, que obras deslumbrantes podría dar al mundo si se le permitiera vivir muchos años? ¿Llegaría a ser tan famoso como Machado? ¿Ganaría algún día el Premio Nobel? Pero se va a morir en la podredumbre, quizá en el olvido decretado por una Dictadura abyecta, sostenida por criminales y fanáticos, por militares traidores y curas corruptos, y por burgueses adocenados, cobardes y casposos. ¡Malditos sean todos ellos!
            Miguel se muere. Y su obra futura morirá antes de nacer. Sus Dulcineas alcanzarán el ocaso antes del alba. Y muy pocos sabrán que nos han robado una obra excelsa, que hemos sido despojados de las poesías más hermosas que nunca conoceremos.
Si yo fuera poeta, en lugar de pobre maestro anarquista condenado a muerte, me esforzaría en escribir una elegía a Miguel y a su obra nonata, una elegía a esta época asesinada, la de una República que guardaba la esperanza de un futuro libre y justo.
Quizá la titularía “El ocaso de Dulcinea”… Quizá.
           
           
                                                                Miguel Ángel Pérez Oca.

                                                           (500 palabras, sin título y firma.)

6 comentarios:

el sindrome de ulises el blog de eusebio perez oca dijo...

Eres grande, muy grande.

Eusebiet d´Alacant.

Paco Arenas dijo...

Nunca me había planteado la posibilidad de que bien pudo no llegar a escribirse el Quijote, me pone los pelos de punta el pensarlo. Sí que me he planteado más de una vez ¿qué habría ocurrido de haber muerto Miguel Hernández en la cárcel, que si estremece las nanas de la cebolla y las lágrimas que debió derramar al escribirlas, más estremece saber cómo murió y pensar todas esas obras que dejó sin escribir. También, más de una vez he llegado a cabrearme con este país, con nuestra condición de vergonzantes vasallos, por la muerte de Federico García Lorca, el gran genio de la poesía y la dramaturgia. El domingo asistí, una vez más, a ver una representación de La casa de Bernarda Alba... ¿Cuántas obras inmortales asesinaron aquel día en Granada? ¿Cuántas "Yermas", "Bodas de Sangre", "Poetas en Nueva york"? Excelente reflexión. Enhorabuena, y gracias a tu hermano por darme a conocer tu blog.

Paco Arenas dijo...

Yo escribí algo pensando en la muerte de Miguel y de Federico: http://www.pacoarenas-escritor.com/2017/06/don-quijote-el-coronel-aureliano.html

Miguel Ángel Pérez Oca dijo...

Gracias, Paco y Eusebio. Ojalá hubiese un paraíso de las obras inéditas, pero no lo hay y los asesinos de Federico y de Miguel... y de tantos otros, no solo les robaron la vida, también nos robaron a todos los demás unas obras que nunca llegaron a nacer. Es tremendo, es triste, es indignante. Y todavía hay quien dice que resucitar la Memoria Histórica es revolver la mierda. Si no la hubieran cagado ellos... o sus papás y abuelitos franquistas.

el sindrome de ulises el blog de eusebio perez oca dijo...

En mi "libro" sobre Miguel, que creo pronto se presentará, comento una entrevista acelerada que le hicieron a Buero Vallejo, amigo carcelario de dos Migueles indispensables para mi, Miguel Pérez y Miguel Hernandez. Buero entraba en las dependencias de la Real Academia de la Lengua. Un periodista le preguntó: "Señor Buero, ¿a quien le gustaría encontrar dentro de la Academia?". Buero contestó sin dudar un segundo: "A Miguel Hernández. Si.... a Miguel". Los asesinos, los hijos de la gran puta, asesinaron a muchos. Hubo más asesinos y asesinados....pero en este caso, tanto Federico como Miguel pudieron se Premio Nobel. Pero eso solo es un premio, un título. Pudieron ser prolíficos autores de avanzada edad que habrian inundado el mundo con sus palabras. Sabias palabras. Ahora se nos llena la boca de feminismo para luchar contra las injusticias de un mundo de machos estúpidos. Lorca ya se preocupo de la condición femenina en sus obras de teatro. No perdono a los asesinos. A ninguno.

Eusebiet.

Paco Arenas dijo...

Eusebio, Miguel Ángel, creo que somos muchos quienes no lo hemos planteado. Si en sus jóvenes vidas, lograron cada uno en su estilo, escribir lo que escribieron, ¿qué habrían logrado de llegar a ser unos venerables ancianos en lugar de unos venerados poetas muertos, asesinados? Poco o nada se habla de eso, no interesa, en este país solo interesa no molestar a quien nunca ha dado a dado un palo al agua en cincuenta años de vida.