
Se veía venir. No en Oslo, precisamente; porque Noruega siempre nos ha parecido un remanso de paz ciudadana, un lugar donde la buena educación, la cultura y la tolerancia hacían imposible la crispación. Pero, amigos, Internet llega todos lados, e imbéciles hay en todas partes. Hay quien se quita el complejo de inferioridad paseando por la calle un perro peligroso o pilotando un coche espectacular o luciendo una novia rubia y atlética. Pero hay gente dada a las posiciones extremas que no se conforma con eso, y reacciona ante las provocaciones de la extrema derecha por Internet, prensa, radio y televisión haciendo alguna barbaridad.
Hace ya tanto tiempo que no recuerdo la primera vez que me sorprendió, que recibo en mi ordenador correos estúpidos cargados de xenofobia y mal entendido patriotismo racial. La extrema derecha, incluso la nuestra local, nos agobia gritando que viene el lobo islamista, que los inmigrantes nos van a arruinar y a quitarnos el trabajo, y que los socialistas tienen la culpa, con su permisividad culpable; insinuando que esta permisividad es intencionada, para destruir la sagrada Patria, la Raza, y demás valores inamovibles. Hasta ahora, me había limitado a echar estos panfletos impertinentes a la papelera electrónica, pero ya me estaban cabreando cuando ha pasado lo de Oslo y la isla llena de adolescentes masacrados. ¡Ya está bien!
Podríamos poner ejemplos de periódicos y emisoras de radio y televisión de nuestro país que se regodean con estas argumentaciones neofascistas (neofranquistas en nuestro caso). Y estas cosas siempre encuentran a algún loco que les dé crédito, todavía más si la derecha presuntamente moderada no las condena abiertamente sino que les da alas con insinuaciones y apoyos velados.
Y así, la rapiña de unos votos y las secuelas de los fascismos del siglo XX producen un creciente y alarmante fenómeno, que en América se llama Tea Party, y en Europa, Le Pen (hija), neonazis ingleses, polacos ultra católicos y ultra puritanos escandinavos, entre otros. En España, los voceros del odio racista aparecen por periódicos de derechas que admiten en sus páginas resabios franquistas, y emisoras de radio y televisión que nos dan la tabarra ultra, impunemente, cuando recorremos el dial.
Si esta vez ha ocurrido en la pacífica y ejemplar Noruega, mañana puede ser aquí o en cualquier otro lugar. Un cretino presuntamente "patriota" y con alma de justiciero bíblico nos puede destrozar la fiesta democrática, y entonces algunos condenarán hipócritamente la acción del monstruo o monstruos, ignorando deliberadamente que han contribuido a la masacre echando leña al fuego.
La próxima vez que reciba un correo xenófobo me ciscaré en la prostituta progenitora del autor del infecto panfleto, con perdón de la señora que, seguramente, no tendrá la culpa de haber parido un cretino.
Que conste.
Miguel Ángel Pérez Oca.
Hace ya tanto tiempo que no recuerdo la primera vez que me sorprendió, que recibo en mi ordenador correos estúpidos cargados de xenofobia y mal entendido patriotismo racial. La extrema derecha, incluso la nuestra local, nos agobia gritando que viene el lobo islamista, que los inmigrantes nos van a arruinar y a quitarnos el trabajo, y que los socialistas tienen la culpa, con su permisividad culpable; insinuando que esta permisividad es intencionada, para destruir la sagrada Patria, la Raza, y demás valores inamovibles. Hasta ahora, me había limitado a echar estos panfletos impertinentes a la papelera electrónica, pero ya me estaban cabreando cuando ha pasado lo de Oslo y la isla llena de adolescentes masacrados. ¡Ya está bien!
Podríamos poner ejemplos de periódicos y emisoras de radio y televisión de nuestro país que se regodean con estas argumentaciones neofascistas (neofranquistas en nuestro caso). Y estas cosas siempre encuentran a algún loco que les dé crédito, todavía más si la derecha presuntamente moderada no las condena abiertamente sino que les da alas con insinuaciones y apoyos velados.
Y así, la rapiña de unos votos y las secuelas de los fascismos del siglo XX producen un creciente y alarmante fenómeno, que en América se llama Tea Party, y en Europa, Le Pen (hija), neonazis ingleses, polacos ultra católicos y ultra puritanos escandinavos, entre otros. En España, los voceros del odio racista aparecen por periódicos de derechas que admiten en sus páginas resabios franquistas, y emisoras de radio y televisión que nos dan la tabarra ultra, impunemente, cuando recorremos el dial.
Si esta vez ha ocurrido en la pacífica y ejemplar Noruega, mañana puede ser aquí o en cualquier otro lugar. Un cretino presuntamente "patriota" y con alma de justiciero bíblico nos puede destrozar la fiesta democrática, y entonces algunos condenarán hipócritamente la acción del monstruo o monstruos, ignorando deliberadamente que han contribuido a la masacre echando leña al fuego.
La próxima vez que reciba un correo xenófobo me ciscaré en la prostituta progenitora del autor del infecto panfleto, con perdón de la señora que, seguramente, no tendrá la culpa de haber parido un cretino.
Que conste.
Miguel Ángel Pérez Oca.