miércoles, 24 de noviembre de 2010

VOTAR EN DEFENSA PROPIA.


Este es el texto de una carta que alguien ha mandado a alguien. Como no tiene desperdicio, no me resisto a mostrárosla. Que os aproveche.

"Irse a una isla desierta es una opción, o a una cabaña de troncos en plena Sierra Aitana, o a un país donde nos importe un bledo sus avatares políticos. No creas que no me lo pienso... hasta que oigo al señorito Rajoy y sus adláteres diciendo las sandeces de siempre, intentando meterle el dedo en el ojo a ZP a cuento de lo que sea, aunque con ello desprestigien a España ante el mundo y nos pongan las cosas más difíciles a todos los españoles. Entonces monto en cólera y quisiera estar presente y tener a mano una gran boñiga de vaca para lanzársela a la cara. Qué placer, que ilusión me haría; pero en fin, esas no dejan de ser fantasías en la oscuridad. Lo que quiero decirte es que no puedo sufrir el ejercicio de la resignación o la indiferencia ante esta pandilla de bellacos que han montado su ventilador para esparcir la mierda por toda España y hacer creer a los españoles incautos (que hay muchos, por desgracia) que todos los políticos son iguales y que la corrupción es cosa de todos, y que el que no roba es porque no ha tenido ocasión. ¡PUES NO, SEÑOR, TODOS LOS POLÍTICOS NO SON IGUALES! Lo que pasa es que cree el ladrón que todos son de su condición.
Yo no me voy a rendir. Así que me estoy planteando lo que debo hacer. Tengo claro que no voy a votar a nadie porque me caiga simpático o sea el más afín a mi concepto del Estado. El PSOE está en un mal momento, de acuerdo, con menos energía y capacidad de respuesta de las que le hacen falta, con muy pocos líderes con carisma y sin paraguas para aguantar el chaparrón económico. Izquierda Unida sería mi preferida, si tuviera la más mínima posibilidad de gobernar en mi Ayuntamiento, en mi Comunidad, en España. Los verdes están eso: verdes. El Bloc y demás nacionalistas, además de en una minúscula minoría, viven en la inopia histórica. Entonces, ¿qué debemos hacer? Mi querido amigo y maestro M……….. me ha dado la solución con una de esas frases que no tienen desperdicio y que no se olvidan nunca. Me dijo: Tú lo que quieres es que no gobierne ni un minuto más ese agresor político en que se ha convertido el PP, ¿verdad? Entonces, amigo, lo que tenemos que hacer es VOTAR EN DEFENSA PROPIA. ¿Te das cuenta del profundo significado del concepto? VOTAR EN DEFENSA PROPIA. O sea, votar para que no gane el PP, y todo lo demás es secundario, nos guste o no, porque acabar con el PP de los corruptos y los prepotentes es imprescindible. ¿Y quien puede vencer en las urnas al PP, después de todo y a pesar de su actual debilidad y sus muchos errores? Solo el PSOE. Yo quisiera que gobernase Izquierda Unida, pero si los votara mi papeleta se perdería en el limbo de los papelitos inútiles. Tengo que votar a aquel que pueda echar de una puñetera vez al PP de mi gobierno local y autonómico, a la vez que le impida acceder a la gobernación del Estado. Y no solo tengo que votarlo, sino que debo ayudarlo con toda mi alma para que supere ese bache anímico en el que está encenagado. Después, si triunfa, ya tendré tiempo de criticarlo y combatir todas aquellas de sus acciones políticas que me parezcan cobardes (¿Sahara?) o derechistas (¿medidas económicas, pensiones, edad de jubilación?). Pero ahora me tengo que poner el casco, taparme la nariz, subirme las mangas de la camisa y ponerme a la faena, mientras canto para mis adentros aquello de "No nos moverán". Esto es la guerra. En todas partes hay carotas e incapaces metidos a políticos, como en todas las demás profesiones, pero la mayoría de los sinvergüenzas corruptos están en la derecha (es su naturaleza) y la totalidad de los idealistas están en la izquierda (también es su naturaleza). El hecho de que la derecha se presente unida con un solo partido, mientras la izquierda se atomiza en partidos, partidillos y partidetes y, además, muchos izquierdistas se anarquicen y se abstengan, presas del desánimo, es lo que le da los triunfos a los señoritos de la derecha casposa y corrupta. ¡Y tenemos que ganar! Mejor dicho: ¡Tenemos que conseguir que no ganen los malos!
Así que: ¡A las barricadas! ¡Llenemos las urnas, aunque estemos votando a los tibios e ilusos! Porque esta vez el enfrentamiento va a ser la madre de todas las elecciones: Los ilusos contra los sinvergüenzas (que ya lo dijo en un lúcido artículo Cela hijo). Yo prefiero que me gobierne un iluso (quizá no lo sea tanto, si al final presentan a Rubalcaba) que un sinvergüenza de voz meliflua, que miente y sabe que está mintiendo... y sabe que nosotros sabemos que está mintiendo y lo sabe.
Y lo siento por los candidatos de la izquierda real, pero es que no tienen ninguna oportunidad, y solo van a conseguir dispersar el voto de la izquierda. Lo que tendrían que haber hecho hace tiempo, todos, es formar una sola candidatura de Izquierdas en toda España, un nuevo Frente Popular, recuperando la palabra “Popular” para el verdadero pueblo. ¿O es que la derecha puede unirse y la izquierda no?
Recibe un abrazo fuertote, con la esperanza de que, cuando llegue la fecha, te afiles las uñas, frunzas el ceño, saques pecho, pises firme camino del Colegio Electoral y, aunque sea tapándote la nariz, introduzcas la papeleta en la urna... EN DEFENSA PROPIA. Porque, como diría Benito XVI, "Votar en defensa propia no es pecado".
Tu amigo …………..

P.D. Puedes usar mis argumentos, aunque te ruego que no desveles mi identidad a los amigos. Que uno ya tiene bastante con discutir con su propia conciencia."

1 comentario:

Joaquín Botella dijo...

A mí los ilusos tampoco me valen, pero es que además no me creo que Zapatero sea tan cándido como a veces nos lo quieren presentar. El problema, para mí, no es derecha-izquierda, el problema es cómo funcionan los partidos. Bueno, el problema de fondo de verdad es la naturaleza humana, pero, en fin, como ésa no la vamos a cambiar, a lo más que podemos aspirar es a frenar las acciones de su cara oscura, que eso es la ley, en definitiva, un intento de corregir las conductas inadecuadas al Derecho. Pero, claro, de poco valen las leyes si con ellas hacemos la trampa.
Para mí, el hecho de que sólo un 5,7 % por ciento del electorado esté afiliado a los partidos (acabo de hacer una consulta en internet y he obtenido estos resultados, de 2008: El Partido Popular, con 707.000 militantes, es la formación política con más afiliados en España, seguida del PSOE, que cuenta con alrededor de 360.000 miembros con carné, y, a mucha distancia, de Izquierda Unida, con 55.000), es un dato muy significativo, pues si le sumo el porcentaje de abstencionismo (creo que sobre el 35 %), encuentro que a la sociedad la política le interesa más bien poco, por lo que es el Estado quien debería de hacerle ver la importancia que, sin embargo, tiene en la vida de sus individuos. Pero, claro, las instituciones del Estado están gobernadas por los partidos (sí, el Poder Judicial, en definitiva, también), y ni a los partidos ni a los pocos miembros que los integran (aun así muchos más que sinecuras, de ahí las luchas intestinas por trepar), les interesa que la sociedad espabile.
Pero, ahora que lo pienso, ¡qué puñetas hago yo perdiendo el tiempo con estas tonterías! Y, además, ¿qué importancia tienen estas cosas en comparación con el drama de ayer del Madrid?