
Un minuto de silencio, el Día de la Mujer Trabajadora, Huelga General de un día dentro de tres meses... Son gestos, pero SOLO gestos, para quedar bien, para dar testimonio de nuestra opinión. Nada más. Si alguien muy querido o admirado se nos ha muerto (Saramago, por ejemplo), debemos seguir admirándolo y queriéndolo siempre, no solo un minuto. Debemos defender los derechos de la mujer trabajadora todos los días, no un solo día al año. Y una huelga general no se convoca para un día nada más y se anuncia con tres meses de antelación para que no coincida con las vacaciones del Verano (los parados estarán de "vacaciones" también en Otoño). Una huelga general DE VERDAD se hace por tiempo indefinido e inmediato. "No volveremos a trabajar hasta que caiga el Gobierno o el Sistema o hasta que consigamos que las medidas de austeridad para acabar con la crisis recaigan sobre los que la provocaron y en la actualidad siguen forrándose", debería decir la convocatoria. Lo demás son pamplinas, testimonios, poesía gratis. Los sindicatos tienen que hacer algo para demostrar que son lo que son. Pero, una de dos, o reconocemos que las famosas medidas, la congelación de las pensiones y la rebaja de los sueldos de los funcionarios, son necesarias y seguimos confiando en el Jefe de Gobierno que hemos votado (quien lo haya votado, yo lo hice) o rompemos con él y nos vamos a casa hasta que rectifique. Lo que no se puede hacer es aquello de "ni contigo ni sin tí tienen mis males remedio...". Pero, claro, ¿quién podría convencer al pueblo de que debe ir a una huelga total hasta cambiar por completo nuestro entramado económico y social? ¿Quién está dispuesto a pasar hambre y a participar en una catástrofe económica? Si no hemos sido capaces de convencerlos de que voten a la izquierda, ¿cómo vamos a meterlos en tamaña aventura? Ya hemos visto en qué quedó la huelga de funcionarios. Entonces, ¿para qué perder el tiempo en una huelga testimonial de un solo día? ¿Para hacerle un favor a los empresarios, que se ahorran un día de salario? ¿O a los trabajadores, que tendrán que recuperar el trabajo perdido, en los días siguientes? Seamos serios: O lo hacemos de verdad o no lo hacemos. Lo que se va a hacer no pasa de ser un paripé, un brindis al sol, un día más de fiesta nacional que, además, no es pagado por los empresarios.
¿Para qué? ¿para quedar bien? Mucho me temo que la huelga no será seguida por casi nadie y los sindicatos perderán un poco más de su escasa influencia sobre el pueblo soberano, ese pueblo que lo que debería haber hecho en su día fue votar a gente enérgica y consciente de su poder político, un gobierno de izquierdas en mayoría, capacitado para meter en vereda a la derechona, a la patronal, a la Iglesia, a los especuladores del "escroto" (la Bolsa esa de los huevos), a los economistas incompetentes (todos), que no supieron ver venir la crisis y ahora quieren darnos lecciones de lo que hay que hacer, siempre a costa de joder al que trabaja. Si el pueblo no fue capaz de velar por sus propios intereses políticos, pues que se fastidie ahora que tampoco está por hacer una huelga de verdad. Porque, o hacemos una HUELGA GENERAL INDEFINIDA Y REVOLUCIONARIA o nos quedamos como estamos, que decía el paralítico de Lourdes cuando su silla de ruedas empezó a deslicarse por la cuesta abajo. Los paripés no valen la pena.
En fin, que me dan mucha pena mis compañeros, los sindicalistas honestos, que están entre la espada y la pared, sin encontrar una postura que no los ridiculice.
Porque, en el fondo, lo que le interesa de verdad al pueblo soberano es que la Roja (a dónde hemos ido a parar con ese color tan simbólico) gane el Mundial de Fútbol... y que la Belén Esteban y la Campanario y el Jesulín sigan aireando sus disputas domésticas y sus vergüenzas. Pan y circo, eso ya lo habían inventado los romanos, y les iba muy bien... si no llega a ser por Espartaco, que les dio un buen susto, aunque al final cayó ante el sistema económico más eficiente: el esclavismo, entonces, y el capitalismo, una nueva especie de esclavismo tecnificado y pseudodemocrático, ahora.
Estamos apañados.
Miguel Ángel Pérez Oca.