sábado, 15 de junio de 2013

EL EGOÍSMO Y EL ALTRUÍSMO COMO EXPRESIONES POLÍTICAS.



Todos tenemos en nuestra personalidad actitudes egoístas y altruístas. Se trata de instintos fruto de la selección natural para garantizar la supervivencia. Hay instintos centrípetos cuya función es la de garantizar nuestra supervivencia individual, e instintos centrífugos dirigidos a la perpetuación de la especie. Ninguno de nosotros es absolutamente egoísta ni totalmente altruísta. Un egoísta absoluto sería un psicópata y un altruista total sería un santo. Ninguno de los dos tendría asegurada su integridad, dado que en el primer caso la sociedad trataría de capturarlo y separarlo de todo contacto humano; y en el segundo, sería el altruísta absoluto quien se sacrificaría por los demás hasta la extenuación, o caería víctima de los egoístas que se cruzasen en su camino. Como ya decía Aristóteles, la virtud está en el medio.
Dada la creciente mala fama de las formaciones políticas, tan dadas a mixtificar sus mensajes originales, a falsear sus ansias de poder en nombre de supuestos grandes ideales, a petrificar y anquilosar sus mensajes fundacionales y proceder de manera egoísta a pesar de sus promesas y proclamas altruístas, últimamente la calificación de Izquierdas y Derechas, en cuanto a partidos políticos, ya no nos dice gran cosa. Prefiero mantener una especie de revolución permanente, en el sentido Trotskista, vigilando en todo momento el proceder de los partidos, para ver si se aproximan o alejan del altruísmo.
Porque la política, como ocupación de lo colectivo, tiene la obligación de ser altruísta y de vigilar por el bien común. Y ese es el pecado que yo atribuyo a las derechas: que se ocupan de los intereses de una minoría egoísta, y no del total de la población.
Y por eso considero que los racismos, las teocracias y los nacionalismos pertenecen a la misma clase de egoísmos colectivos.
Yo definiría a la derecha como defensora del individualismo, de lo privado, de lo EGOÍSTA. Y a la izquierda como garante de lo colectivo, lo público, lo ALTRUÍSTA. Creo que éste es el criterio más fidedigno para calificar una actitud política. Para mí, alguien que pretende con su esfuerzo amasar una gran fortuna con la que asegurar su porvenir y el de sus hijos, es un egoísta de derechas. Mientras que otro que, con sus sacrificios, intenta construir un Estado que asegure el porvenir, la calidad de vida y la seguridad de todos por igual es un altruísta de izquierdas.
Si la cosa es muy sencilla: En este mundo injusto, violento y desagradable solo puede ser conservador el que se cree favorecido por encima de los demás. Y el que quiere el cambio a mejor, una mayor justicia y bienestar para todos por igual, es el que no se sentirá conforme mientras sus sentimientos altruístas no estén satisfechos.
Esta es, según mi criterio, la perfecta definición de Derecha e Izquierda en su sentido político. Que no os engañen los que se califican de izquierda pero se comportan como la derecha. Es el fiel de la balanza el que nos indicará hacia qué lado se inclina, hacia el EGOÍSMO o hacia el ALTRUÍSMO su comportamiento.
Así que si sabemos lo que nos conviene, incluso por egoísmo, tendremos que confiar el gobierno de nuestra comunidad a una formación política cuyo comportamiento, por encima de consignas grandilocuentes, sea verdaderamente ALTRUÍSTA. 
ESTÁ MUY CLARO.

Miguel Ángel Pérez Oca.

1 comentario:

paco dijo...

Me temo que hoy es difícil diferenciar entre izquierda y derecha, porque en ambas partes hay comportamientos egoistas y ambas partes no son decidídamente tan enemigos de la corrupción como uno desaría.
Como bien dices, la virtud está en el equilibrio.