martes, 9 de abril de 2013

HASTA SIEMPRE, SARITA, HASTA NUNCA, SEÑORA THATCHER.

Hay personas nefastas en la Historia. Como bien ha dicho alguien, esta mañana en una tertulia radiofónica: "La señora Thatcher hizo mucho por la igualdad de la mujer: nos demostró que bajo el gobierno de una mujer el Mundo puede seguir siendo igual de horrible". Porque, esta señora formaba parte de esa banda de indeseables que convierten el mundo en un estercolero para disfrute de ciertas alimañas coprófagas llamadas grandes capitalistas. Ella y Reagan eran de esa gente que quiere convencernos de que el Estado es el problema y el liberalismo salvaje, la solución. Bueno, la solución sí que es para la avaricia homicida de esos tipejos a cuyos privilegios creen tener derecho en razón de su cuna o de sus ímprobos esfuerzos por acumular riquezas a costa del hambre ajena. Siempre me ha dado asco esta señora, sobre todo cuando no tuvo escrúpulos en mandar a sus gurcas a asesinar a los pobres soldaditos de reemplazo argentinos por dos pedazos de roca que unos llaman Falkland y otros Malvinas. Ni ella era decente, ni tampoco los generalazos argentinos, así que entre todos los mataron y ellos solos se murieron. Iñaki Gabilondo ha dicho esta mañana que sintió frío cuando la entrevistó y le dio la sensación de que jamás en su vida había tenido la más mínima duda. Pues como nuestro Aznar cuando no tuvo la menor duda de que en Iraq había armas de destrucción masiva, pero con permanente y falda plisada. Hace poco Meryl Streep interpretó a la señora Thatcher en un film que, si bien le permitíó hacer un soberbio trabajo mostrándonos la faceta autoritaria y pundonorosa del personaje, no nos enseñó su repugnante ideología insolidaria, nacioalista-racista (que es lo mismo), clasista y chulesca que hizo tan felices a ciertos pazguatos británicos. La crisis actual es la consecuencia de la revolución de los ricos que abanderaron el Reagan y ella, con Aznar de palanganero. Acabaron con la dictadura comunista y de paso desarbolaron a la izquierda mundial, dando paso a los especuladores de ese casino que llaman Bolsa, y ahora no sabemos qué es peor, si el hambre o las ganas de comer. Y en eso estamos, condenando a los escraches que osan interrumpir la siesta de ciertos políticos, que los pobres se siente acosados, y mirando para otro lado cuando echan a la calle a una familia modesta. Por lo visto, echar a palos a una familia de su casa no es acosarla... En fin, lástima que no exista el más allá - me temo - porque si no, la señora en cuestión se llevaría su merecido en las calderas de Pedro Botero que, por cierto, estarían llenas a rebosar.
En cambio, ¿qué decir de doña Sara Montiel? Pues que hizo siempre lo que le dio la gana. Que se benefició a gente de la talla de León Felipe, que alternó con las estrellas más rutilantes de Hollywood, pero prefirió triunfar en casa con sus cuplés a tener que aprender inglés y vender su alma al diablo yanki, como otros... Qué calientes nos ponía a los muchachos carpetovetónicos con ese pecaminoso y vicioso "Fumando espero", y cómo soliviantaba a los censores casposos del nacional catolicismo. Bendita sea.
Para colmo, vaya semana, se nos muere Sampedro, la mente más lúcida y joven de esta península triste y desorientada. Y el otro día Bigas Luna, que nos daba jamón, jamón.
Qué le vamos a hacer. La vida es así.
Miguel Ángel Pérez Oca.

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