
Sí, señor, nosotros, los europeos, "los occidentales", somos el Mundo Civilizado, ¿no lo sabían ustedes? Ya lo demostramos con creces en las pasadas dos Guerras Mundiales, en el holocausto, en las bombas de Hiroshima y Nagasaki, y antes aún, en la colonización de los "paises salvajes" , a los que teníamos la sagrada misión de civilizar. ¿No se acuerdan ustedes del DOMUND y las huchas con cabezas de negritos? Había que convertir a los africanos, a los chinos y a los amerindios al cristianismo; así, cuando los exterminásemos o los matásemos de cansancio y hambre, podían ir al cielo ( si se habían confesado y comulgado previamente, por supuesto). Así que, ¿de qué se extrañan? Se escandalizan de que en las vallas de Ceuta y Melilla se hayan puesto alambradas con cuchillas y de que a los pobres subsaharianos que intentan llegar nadando a las costas de nuestra sagrada Patria Europea, se les reciba con botes de humo y disparos, provocando la muerte por ahogamiento, o por estupor y decepción, de muchos de ellos. ¿De verdad se escandalizan? Será que no conocen nuestra historia, nuestra vergonzosa historia. No ha habido nunca pueblos y naciones más salvajes que los que constituyen Europa y sus herederos blancos norteamericanos. ¿Por qué se creen que durante tanto tiempo hemos cortado el bacalao en el Mundo? Los chinos inventaron la brújula, la pólvora y la imprenta, pero fuimos nosotros los que utilizamos esos inventos para navegar en busca de la explotación de pueblos pacíficos y desarmados, ignorantes poseedores de riquezas que deseábamos, para fabricar armas terribles, para imprimir panfletos justificadores de nuestros latrocinios. Y aún nos extraña que nos odien.
Inventamos la Democracia, es cierto, pero solo para nosotros, y solo para la política, que la economía ha estado siempre en manos de los amos de toda la vida; y el que tiene el dinero tiene el poder. Así que, en las condiciones socio económicas en las que se ordena nuestra sociedad, nuestro voto vale lo que vale el papel higiénico. Ya lo ha dicho un conocido archimillonario americano: "Existe la lucha de clases, pero es la mía la que está ganando".
Yo, la verdad, me avergüenzo de ser europeo, de pertenecer a esa élite de piratas mundiales, blancos y creyentes, que viven a costa de los demás habitantes del planeta y que están destruyendo el Mundo en una vorágine de consumismo irracional; y que han implantado un sistema desvergonzado e injusto, el asqueroso Capitalismo, que va a terminar por devorarnos a todos, incluidos sus dueños. Hace falta ser idiota para no darse cuenta de que somos una plaga, una desgracia del planeta que nos sufre y que al final acabará castigándonos a todos, a los unos por culpables, a los otros por indiferentes.
Y es que nosotros somos los salvajes, los verdaderos salvajes, y no esos pobres hermanos que quieren llegar a nuestra supuesta lujosa mansión, cimentada sobre la sangre y la desvergüenza, para salir de la miseria a la que les hemos condenado.
Concertinas, botes de humo, balas de goma, vallas, muros, fronteras... Y un ministro que invoca el brazo incorrupto de Santa Teresa y se queda tan pancho, sin dimitir ni nada.
¡SALVAJES!
Miguel Ángel Pérez Oca.