EL NUEVO ELEFANTE DEL EMPERADOR.
I
¡Mira, padre, el
Emperador va desnudo!
dijo el niño
inocente.
Sssssh, no digas eso,
hijo,
que eso no se dice.
Pero ya lo habían
oído.
¡Injurias, blasfemias,
insultos!
gritaron los jueces.
Y, aunque no lo dice
Ándersen,
el niño acabó en la
cárcel.
II
Un elefantito llora
en la selva.
En vano quieren
consolarlo
su abuela, sus tías y
sus hermanas y hermanos.
Mamá elefante ha
muerto del disparo
de un emperador
blanco,
que la ha matado para
divertirse.
A su alrededor
toda la Naturaleza
llora la muerte antinatural
de la hembra abatida.
Fue una buena madre y
una buena compañera,
dicen, apesadumbradas,
sus hermanas elefantes,
meneando la cabeza,
sacudiendo las orejas
y barritando impotentes.
Y la selva les
contesta con sus gritos indignados,
en señal de
asentimiento y duelo.
¿Verdad, abuela, que
el que mata a un elefante es un miserable?
pregunta el elefantito.
Los humanos no
entienden el lenguaje de los elefantes,
no entienden las
lenguas de la Naturaleza,
pero el elefantito
acabará en una prisión
que llaman zoológico,
rodeada de moles de
cemento y cristal,
como si lo hubieran
entendido.
Miguel
Ángel Pérez Oca.
(Dedicado a mi amiga Marisol Moreno)
No hay comentarios:
Publicar un comentario