viernes, 18 de septiembre de 2015

CONCERTINAS MALAS Y CONCERTINAS BUENAS. REFUGIADOS BUENOS Y EMIGRANTES MALOS.

Fugitivos del hambre en Melilla.

Inmigrantes en una patera.

Niño operado en Togo por médicos españoles. 

Barco en el que huían los refugiados españoles en 1939

Refugiados españoles tras las alambradas en las playas francesas en 1939

No lo entiendo. No me cabe en la cabeza. Nos dicen los medios que el presidente de Hungría es un desalmado fascista que ha puesto un muro de concertinas (alambradas) para evitar que los refugiados sirios atraviesen sus fronteras, camino de Alemania. También nos dicen los medios que en nuestras Ceuta y Melilla, el estado español ha levantado sendos muros de concertinas para evitar que los emigrantes crucen nuestra frontera, camino de Europa. ¿Qué pasa, que las concertinas de Hungría son malas y atentan a los derechos humanos y las concertinas de Ceuta y Melilla, no? No lo entiendo. Hay un matiz legal: los refugiados huyen de la muerte en la guerra y tienen derecho a reclamar refugio. Vale, pero los inmigrantes africanos, en su mayoria, huyen de la muerte por hambre y también por guerra en muchos casos, y nuestra Guardia Civil, obedeciendo sin duda órdenes de nuestro Gobierno, que se supone que no es desalmado ni fascista, los devuelven en caliente, nada más bajar de la valla, sin averiguar si tienen o no derecho a recibir asilo. Por lo visto huir del hambre no es tan digno como huir de las bombas, aunque en los dos casos la amenaza es de muerte. Pues si es cuestión de matices legales, habrá que cambiar las leyes. Y, desde luego, el mundo opulento ( a pesar de las crisis ) de Europa y EEUU tendrá que entender de una vez lo que en perfecto inglés les dijo un niño sirio: "Nosotros somos sirios y queremos vivir en Siria. Resuelvan ustedes el problema allí y volveremos a nuestra casa". Si en África se pudiera comer y en Siria no cayeran bombas, nadie vendría aquí pidiendo socorro, ¿verdad? Así que habrá que hacer algún sacrificio para resolver las plagas que acosan al Tercer Mundo, si no queremos sufrir los inconvenientes de una avalancha de gente desesperada. O los ayudamos aquí o los ayudamos allí, o las dos cosas. Lo que no podremos hacer, por muchas murallas chinas que alcemos, es permanecer tan tranquilos mientras el resto del mundo se convierte en un infierno. A lo mejor habría que revisar este capitalismo salvaje que, desde la caída del otro famoso muro, el de Berlín, se ha creído que todo el monte es orégano.

Miguel Ángel Pérez Oca.

3 comentarios:

  1. El hambre avergüenza, la guerra debería avergonzarnos.
    Un beso Miguel


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  2. Durante años nos machacaron con el "muro de la vergüenza" o "telón de acero". Pero no vimos o nos dejaron ver otros muros. Un día en llamado "follonero" de la tele empezó a viajar. Nos mostró como sin ningún recto dos ancianos jubilados de EE.UU se apostaban cerca de la frontera con Mexico. Con unos buenos rifles con miras telescópicas. Practicaban un deporte muy peculiar: abatir a tiros a los "espaldas mojadas". No importaba si eran hombres, mujeres o niños. Hoy he visto a otro anciano jubilado. Se llama Mujica y hasta hace poco era el presidente de Uruguay. Su visión de los emigrantes y de los refugiados es otra. El no dispara, él habla: "La llegada de refugiados a la vieja Europa es una bendición. Es sabia nueva, mano de obra nueva, juventud para renovar la vieja Europa". Y es verdad, son la garantía de nuestras pensiones, la posibilidad de demostrar a los radicales de todas las tendencias religiosas y políticas del Mundo que se puede convivir y que las guerras solo sirven para llenar los bolsillos de las empresas más asquerosas que hurgan en los bolsillos de todos lo humanos para beneficio de cuatro desalmados. Hay muchos muros que derrumbar. El primero es el de la intolerancia y después el de la hipocresía. Por supuesto no todo lo que llega del otro lado de la frontera es bueno. Basta con mirar al Muro de Berlin y ver cuando , cual King Kong rubio, salió Merkel. Pero claro no podíamos ser tan hipócritas de querer que este bicho se lo quedaran para ellos solos. Y el caso es que si la comparamos con el presi de Hungria o con el de España es, incluso, moderada. ¡Señor que cruz!.

    Eusebiet.

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  3. Es así. Pero la gente procura hacer como que no lo entiende. Y sí lo entienden. Pero aplican el refrán de "ande yo caliente - Muérase la gente. ¡Mundo!

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